Se
dice que algunos, no todos tienen porque serlos, los accidentes son producidos
por descuidos humanos, otros son motivados por el mal uso o por el mal estado
de las piezas que componen trenes, coches, autobuses, autocares y aviones
Estos
últimos, el de los aviones, más en concreto el de la Eastern Air Lines un
Lockheed L 1011, vuelo 401 Nueva York (aeropuerto JFK) -Miami (Aeropuerto
Internacional de Miami), que inició su despegue el 29 de diciembre de 1972, a las
21,20 pm, con 163 pasajeros y trece tripulantes (tres pilotando el avión y 10 azafatas),
nunca llegaría a posarse en dicho aeropuerto.
A
las 23,32 con una muy buena visibilidad y con unos 25 grados en Miami, la
tripulación inicia el protocolo de aproximación y aterrizaje. Cuando el tren de
aterrizaje comienza a bajar, una luz no se enciende en el panel de mando. Es la
que indica que la pata de morro ha descendido correctamente.
Por
lo que se ponen en contacto con la Torre de Control de Miami, para indicarles
que abortan el aterrizaje, para intentar dar con la causa del problema.
Seguidamente el capitán
Robert Lot de 55 años y con
un gran historial de vuelo, asciende a dos mil pies, para dirigirse al oeste,
donde se encuentra la zona montañosa de los Everglades, para activar
seguidamente el piloto automático.
Suponiendo
que se trataría de una bombilla fundida, el primer
oficial Albert Stockstill,
de 39 años, procede a sustituirla. El capitán Robert Loft, indica a
Donald Repo de 51 años, que se asome a la ventana inferior del pozo, ubicada
bajo la cabina, para comprobar si el tren ha bajado. Un cuarto integrante, era
el técnico oficial de Eastern Angelo Donadeo (quien estaba regresando a Miami
tras un encargo en Nueva York) y quien viajaba en el 401
No
obstante, mientras que ambos pilotos están inmersos en el cambio de la
bombilla, nadie se había dado cuenta, que se había involuntariamente desactivado,
el piloto automático, (parece ser que el propio comandante con el brazo
izquierdo).
Automáticamente
el avión comienza a descender lentamente y es que, por increíble que parezca,
la alarma de colisión sonó, pero nadie la oyó tan absortos estaban en lo que
ellos creían, su principal tarea.
Cuando
quisieron darse cuenta observaron como el ala izquierda de la aeronave, toca
inexorablemente con el suelo estrellándose el avión en los pantanos. Debido a este accidente ciento una personas
fallecieron, en las que se incluyen a los tres tripulantes que pilotaban el
avión y 10 azafatas. hubo 77 supervivientes, dos de los cuales fallecieron poco
después quedando solo 75)
Unas
muertes que se debieron a una cadena de despistes, pero tenemos que pensar, que
no fueron en balde, porque al menos sirvieron, para implantar nuevos protocolos
para mejorar la seguridad en el aire.
Principalmente
para el desarrollo del CRM (Gestión de recursos de cabina) que indica los pasos
a seguir, durante un incidente en el aire, y que divide en trabajo en la
cabina, asegurándose, de que alguien continúe haciéndose cargo de pilotar el
avión y no dejar sola la cabina, aunque el piloto automático este activado.
Tras
el accidente se informaron de supuestas actividades paranormales, en aeronaves,
donde se habían colocado partes recuperadas y reutilizadas, del avión siniestrado,
en otros similares aviones. La compañía Eastern Airlines acabó por ir
eliminando todos los fragmentos recuperados.
En
cierta ocasión, en la que dos pilotos de dicha compañía, estaban en el cockpi
(la cabina), realizando unas rutinarias verificaciones, al despegue, un
compañero de media edad y llevando el uniforme reglamentario, les viene a avisar
que tengan cuidado, pues existe la posibilidad de toparse durante el vuelo con
una tormenta
Pero al mirar hacia atrás comprueban que tal
compañero se desvanece, encontrándose la puerta de la cabina cerrada.
Una azafata, que en pleno vuelo estando en la zona
del Galley (Parte del avión donde se preparan las comidas, están los hornos y
las cafeteras En el galley no se cocina nada. Simplemente, se calienta en
hornos eléctricos
Recibe la llamada de una pasajera que le muestra,
asustada, a un hombre, vestido de piloto, que se encuentra sentado a su lado,
pero en un estado ausente o, podría decirse, catatónico. Al instante, el
extraño tripulante desaparece ante las dos asustadas mujeres. Este caso está
testificado.
Las apariciones se dan sobre todo a tripulantes de
cabina, aunque también a personas que no les llegaron a conocer en vida,
identifican que los espectros que se les aparecen corresponden, en especial a
las figuras del ingeniero de vuelo Don Repo, y en menor frecuencia a la de Bob
Loft, su comandante
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