Como
todo ser humano, los famosos, los grandes líderes, investigadores y así un
largo etc., no se libran de sentir miedo, una emoción muy humana.
Incluso
más de uno y de los dos, practicó el postureo de cara a la galería, mientras que,
en privado, eran todo lo contrario. Y les pasaba lo mismo que a los elefantes,
que tienen miedo de los ratones (inseguridad, complejo de persecución)
Los
perros y Gengis Kan
Según
cuenta la historia de los mongoles, Gengis Kan sólo temía tres cosas: a su
madre, a su esposa y a sus perros.
Cuando
todavía era un niño de ocho años llamado Temüjin, su padre Yesugei conoció a un
hombre en la estepa llamado Dei-Tsetsen. Dei-Tsetsen tenía una hija llamada
Borte que era un año mayor que el futuro Kan.
Ambos
padres, pactan un matrimonio entre sus hijos. Yesugei dejó a su vástago con sus
futuros suegros para compensar el costo de la futura dote, advirtiéndoles que
“mi hijo teme a los perros, a la vez que pedía, no dejes que mi hijo se asuste por
los perros!”
Su
fama se basaba por atacar y destrozar a los viajeros desprevenidos. Los
mongoles se referían a ellos como “brutos, peludos y grandes, deben ser temidos
y evitados” y que “saltarán hacia ti incluso si estás en un caballo o camello”.
OTRAS
PERLAS
Se
dice que exigía a sus huestes a entonar una melodía sin letra, así que, a la
hora del combate, sin que el enemigo se pectase, los generales introducían las
órdenes en dichas canciones y fuera más fácil comunicar las estrategias.
Y
como siempre, la leyenda tiene que aparecer por algún lado, esta, afirma que en
1221 se le atribuyeron 2 millones de muertes al ejército mongol después de que
los soldados recibieran la orden de matar a 50 personas cada uno. Para demostrarlo,
debían entregar una oreja de cada víctima.
Puestos
a pensar, cómo vencer a los oponentes, utilizaban lo que se conoce como guerra psicológica:
Mostraban los cadáveres de las víctimas para aterrorizar a otros pueblos y
lanzaban con catapultas los cadáveres con peste bubónica sobre sus enemigos, o sea,
guerra bacteriológica.
Impulsó
la tolerancia religiosa en su imperio y desarrolló una cohesión política en la
famosa Ruta de la Seda.
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