Y es que, entre los muchos escaladores que
han conseguido la hazaña de escalar el Techo de mundo, como así se le conoce también,
al Everest, más de uno ha podido sentir el “mal de altura “, o el mal agudo de
montaña.
Se
trata de la falta de adaptación del organismo a la hipoxia (falta de oxígeno)
de la altitud. La gravedad del trastorno tiene una directa relación con la
velocidad del ascenso y la altitud alcanzada.
El monte Everest, tiene unos 8848 metros de
altitud sobre el nivel del mar, siendo la montaña más alta del mundo y un pico especialmente
ansiado para los montañeros. Sin embargo, más de 290 personas han muerto
tratando de escalarlo. 1977 fue el último año sin fallecimientos registrados en
la montaña, año en que sólo dos personas alcanzaron la cima
Por desgracia para él, la huella humana no
se queda en conquistar su cima, son los muchos desperdicios, que se han hallado,
entre ellos, cómo no, un sinfín de botellas de oxígeno, que una vez inservibles
para los escaladores, se quedan abandonadas en plena montaña
Las avalanchas, colapso de hielo, hipotermia,
lesiones por caídas, o problemas de salud estrechamente relacionados con las
condiciones de la montaña, han sido la causa de las muertes de los escaladores.
Es terrible señalar que la mayoría de los cuerpos
de los fallecidos, aún duermen en la montaña, inclusive en casos de sencilla recuperación.
No todos los cadáveres han sido localizados, por lo que los detalles de estas
muertes no están disponibles
Pero ¿cuáles son esos tramos tan peligrosos
que nos presenta el Everest? Estos los podemos encontrar entre los 5400 a 6400
metros, aunque muchos de ellos, son, actualmente sorteados por los escaladores,
ya que contratan sherpas para que los asistan instalando cuerdas fijas,
cargando herramientas, y abriendo paso entre la nieve de camino a la cima.
La llamada zona de “la muerte” (se designa
de esta forma a la parte más alta de la montaña) se sitúa en alturas por encima
de 8000 metros, o menos de 356 milibares de presión atmosférica —donde los
niveles de oxígeno no son suficientes para soportar la vida humana—.
En esta zona, el cuerpo humano no se puede
aclimatar, pues consume oxígeno más rápido del que se repone. Una estancia
larga dentro de esta área sin oxígeno adicional resulta en el deterioro de las
funciones corporales, pérdida de la conciencia, y finalmente la muerte.345
Las rutas más populares son la ruta del
collado Sur, del lado nepalí, y la ruta del collado Norte, del lado tibetano.
Muertes
Nos tenemos que remitir al año 1922, para
que surjan, la primeras y registradas muertes en la montaña: siete porteadores
de la Expedición Británica al Monte Everest, fallecieron en una avalancha.
Aunque durante la primera Expedición de
Reconocimiento Británica del 1921, hubo dos fallecimientos de camino a la
montaña: un porteador no identificado, así como el doctor A. M. Kellas, víctima
de un ataque cardíaco.
Desde el 2013 hasta el 2016 el ascenso
quedó interrumpido. En 2014 una avalancha
acabó con la vida de 16 personas en
el Everest y en 2015 el terremoto sorprendió a 19 escaladores en la montaña
Como antes hemos apuntado, existen más de
200 cadáveres en el Everest, aunque 150 nunca se han encontrado. Asimismo, las
rutas de acceso a la cima más transitadas están plagadas de cuerpos (más de 40)
que han quedado en el punto exacto donde fallecieron. Muchos de ellos no han
podido ser identificados, por lo cual se les conoce por apodos y son simplemente,
utilizados, macabramente, como puntos de referencia,
Debemos puntualizar, que, creemos que los
que fallecen son gente sin experiencia o sea novatos, pero no es así. Tenemos
dos casos,
Y el segundo un experimentado guía Rob Hall
murió en el Everest poco después de haberse convertido en la primera persona no
sherpa en haber hecho cumbre cinco veces (1996).
En 1996 se produce una de las tragedias más
terribles de la montaña un 11 de mayo, cuando ocho personas murieron mientras
intentaban hacer cumbre.
En dicho año, y en la temporada completa de
escaladas, 15 personas murieron intentado alcanzar la cumbre, haciendo de ese
año el más mortal en la historia de la montaña hasta ese entonces.
Dos años después, en 22 de mayo de 1998, el
matrimonio Sergei Arsentiev y Francys Arsentiev, logran la hazaña de conseguir
hacer cima, sin oxígeno. Durante el descenso, la pareja se separó debido a las
duras condiciones climáticas en la oscuridad de la noche.
Sergei llegó al campamento, pero su mujer
no. Al enterarse, cogió varias botellas de oxígeno y volvió a buscarla. Fue la
última vez que este fue visto con vida. Sergei fue encontrado un año después,
se había precipitado por la ladera a pocos metros de alcanzar a su mujer.
La mañana del 23, una expedición encontró a
Francys a unos pocos metros de la cima. Se encontraba semi inconsciente y con
síntomas de congelación. Tras suministrarle oxígeno, intentaron arrastrarla,
pero les resultó imposible y se vieron obligados a abandonarla.
Cathy O’Dowd, una alpinista sudafricana,
contó que Francys no dejaba de repetir entre sollozos que no la abandonasen.
Francys murió por congelación
Sergei Arsentiev antes de partir, pidió
permiso a su hijo de 8 años para la aventura
El cuerpo congelado de Francys permaneció a
un costado del camino principal a la cima por nueve años antes de que el
escalador Ian Woodall guiara una expedición para retirar el cuerpo a un borde
fuera de la vista.
Debido a la dificultad y a los peligros que
representa bajar los cuerpos, muchos de aquellos que mueren en la montaña
permanecen justo donde cayeron, sin embargo, algunos son movidos por el viento
y el hielo.
El 18 de abril del 2014, 16 sherpas
murieron en una avalancha que sepultó el campo base. Además, varios escaladores
quedaron atrapados en la avalancha; algunos fueron rescatados, pero otros
permanecen como desaparecidos.
El escalador macedonio Gregori Petkov murió
por un problema cardíaco en el campo 3, a 7.200 metros, mientras intentaba el
ascenso final.
También murió el japonés Nobukazu Kuriki,
un escalador que había perdido sus dedos por congelación en un intento anterior
y que fue el primero en tratar de escalar (sin éxito) el Everest tras el
terremoto.
Kuriki había ascendido 7.400 metros y llamó
al campo base pidiendo ayuda. El cuerpo del japonés
apareció a 7.000 metros
tras lo que parece fue una caída en la que perdió la vida.
Además, unos alpinistas dejan atrás el
cadáver de la canadiense de origen nepalí Shriya Shah-Klorfine, fallecida el 19
de mayo de 2019 a los 33 años al sufrir un colapso mientras descendía tras
hacer cumbre. Su cadáver fue rescatado por un helicóptero.
No hay que olvidar que un tercio de los
muertos en el Everest, han sido sherpas. Estos son gente local que vive en las
faldas del Everest, lo que explica su incomparable resistencia a la altura.
Dos escaladores nepalíes perdieron la vida
el 24 de octubre de 1984 intentando recuperar el cuerpo de Hannelore Schmatz.
Los sherpas Lam Babu y Damai Sarki murieron
en el ascenso en el 2018
Alrededor de la gran montaña, viven
aproximadamente 12 mil sherpas, que cuya supervivencia depende de los
escaladores que por allí aparecen, tras la conquista del techo del mundo en
1953 por Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay.
Valery Rozov, el legendario saltador de
base de 52 años, murió el 10 de noviembre del 2017 tras intentar una de las más arriesgadas pruebas de
su carrera. El accidente ocurrió durante el salto que realizó en el Monte Ama
Dablam, en los Himalayas, en el este de Nepal, desde 6.814 metros.
http://www.upsocl.com/comunidad/increible-hay-mas-de-200-cadaveres-en-el-monte-everest-y-se-utilizan-como-puntos-de-referencia/