Lo que nos
hace pararnos y mirar este edificio no es otra cosa que sus campanas, que ¡cómo
no!, tienen también una leyenda que remonta al siglo XIV.
Comienza
así. Se encargaron la construcción de
unas campanas, que cuando las fueron a colocar, resultaron ser demasiado
anchas, tanto, que era un verdadero peligro y una misión imposible subirlas por
las escaleras, para colocarlas en el campanario.
Ya de noche
y desesperados, los obreros las dejaron en medio de la calle y se marcharon a
dormir.
A la mañana
siguiente y pensado como las subirían, se encuentran con una colosal sorpresa
¡las campanas estaban en su lugar!, es decir en el campanario. ¿Pero quién o
quienes las colocaron allí?
Y como
misterio que se precie la cosa no finaliza así, sin más, pues cuentan que
aquellas campanas tenían vida propia, volteándose ellas mismas cuando se
avecina algún suceso trágico para la Villa
Declaran que
voltearon cuando murió Felipe II, cuando se originó la invasión de los
franceses y durante las diversas epidemias que asolaron la capital.
Las campanas
de las que hablamos corresponden a iglesia de San Pedro el Viejo “Es una de las
iglesias más antiguas de la capital. En ella destaca su torre de ladrillo
mudéjar del siglo XIV, de planta cuadrada con dos ventanillos
“Esta iglesia de San Pedro el Viejo ocupó el
lugar de la antigua mezquita de la Morería. La primitiva iglesia fue edificada
por el rey Alfonso XI en recuerdo de la toma de Algeciras. De esa época es la
torre mudéjar, a cuyo lado aparece una portada renacentista. La cabecera de la
nave de la epístola, con bóveda nervada, es del siglo XV, pero la principal y
las tres naves datan de una reconstrucción de principios del siglo XVII. En
1979, tanto la iglesia como la torre fueron declaradas Bien de Interés
Cultural. Siglos XIV al XVII.”
La iglesia
está en la esquina entre la calle del Nuncio (número 14) y la Costanilla de San
Pedro, en la Latina
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