APODOS FAMOSOS GIOVANNI BATTISTA BUGATTI MASTRO TITTA




Giovanni Battista Bugatti, no fue un afamado pintor, ni escultor, ni siquiera inventor, ya nuestro hombre ayudó a pasar a mejor vida a sus pacientes, como así llamaba a sus victimas
Giovanni Battista Bugatti, estuvo, si desmayase, la friolera de 69 años como verdugo de los Estados Pontificios, al que también se le conocía como “Mastro de Giustizia, de ahí se deriva su apodo Mastro Titta.
Diremos en plan irónico, que fue el peor “médico de la Historia”, porque este profesional llamaba a sus víctimas “mis pacientes”. De hecho, sus “tratamientos” los llevaban al otro barrio.
Se cuenta que tendría unos diecisiete años, cuando comenzó su labor, edad muy temprana para la profesión. A Battista se le describe: de baja estatura y con el tiempo fornido, era una persona de carácter tranquilo, siempre bien vestido.

Acostumbraba ir a la iglesia de Santa María en Traspontina. Estaba casado, pero no tenía hijos.  A parte de verdugo, tenía otra profesión, ayudar a su esposa en lo de las sombrillas, bueno, pues eso, “ayudaba”



La Historia insiste que fue, en su profesión, trabajando para el clero, el más longevo

Se trataba de un hombre   perseverante, puesto que en el tiempo que duró su vida laboral, utilizó diferentes métodos de castigo: El primero la maza, con la que aplastar la cabeza del reo. Después vino el hacha y la horca, pero con la llegada de las tropas de Napoleón a Roma en 1798, como los galos utilizaban en las ejecuciones la guillotina, nuestro hombre tomó buena nota y en adelante, sería su fiel compañera.
Un detalle muy curioso. Sucedió durante la invasión napoleónica … el trabajo para Mastro Titta se multiplicó, ya que a los de toda la vida, presos comunes, se les unió otro colectivo, los políticos.



Cuando llegaba el día de la ejecución, Bugatti, comenzaba la mañana con un ritual: levantarse pronto. ponerse su capa roja, salir a la calle, atravesar el Tíber por el puente de Sant Ángelo y dirigirse o bien a la Piazza del Popolo donde habitualmente estaba el cadalso o bien al Campo del Fiori.

Finalizada la ejecución regresaba al lugar donde vivía, del que poco o casi nunca salía, por dos motivos, porque lo tenía prohibido, y evitar que pudieran golpearle o matarle los familiares o amigos de los ejecutados
El segundo se refería a que cuando Bugatti atravesaba el puente, se corría por toda la ciudad que otro reo iba a ser ajusticiado, originándose algaradas, ya que nadie quería perderse la ejecución porque era todo un espectáculo verle en el cadalso preparando a su víctima a morir a guillotinada.

La frase «Mastro Titta passa ponte», quedó en Roma para referirse a una ejecución anunciada.
Bugatti era tan famoso, que llegaron a escribirse poemas sobre él, incluso se hicieron canciones. Cuentan que era casi, un pecado, no acudir con los hijos a las ejecuciones. El momento cumbre era cuando la cabeza del reo se desprendía de su cuerpo, los padres, sacudían una soberana bofetada   a su retoño, como recordatorio de las consecuencias que puede tener el delito. Sobre todo, si no disponías de poder adquisitivo, o sea ser   pobre.

Desde que, en 1796, Giovanni comenzó a trabajar, como verdugo para la Iglesia, realizó 516 ejecuciones. El número de ejecuciones era tan preciso porque Giovanni llevaba un diario con todas ellas en las que anotaba fecha, víctima, delito y tratamiento aplicado.

El escritor Charles Dickens, en 1846, publicó el libro “Estampas de Italia, en el que recogía historias cotidianas de los pueblos y gentes de Italia y en el que se incluye, y se describe, una ejecución a la que asistió en Roma cuyo verdugo no era otro que el Mastro Titta

El año 1864, fue el último año que trabajó vestido con su capa escarlata, realizando una doble decapitación.  Cuatro años después de su jubilación, en noviembre de 1868, se realizó la última ejecución en Roma, a manos de un aprendiz del Mastro Titta, se llamaba Antonio Balducci,

El Papa Pío IX lo jubiló con una pensión mensual de 30 escudos.

En la actualidad, En Roma, el Museo de Criminología en Vía del Gonfalone, exhibe, la ropa manchada de sangre de Giovanni Battista Bugatti “el Mastro Titta, así como hachas y guillotinas
Recogida información en:


https://www.miguelgarciavega.com/el-mastro-titta-el-verdugo-del-papa/
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