NO SOMOS MONSTRUOS SOMOS ...HUMANOS - ROBERT HUDDLESTON LLAMADO EL CHICO PONEY


Comenzaremos por decir que vino al mundo en la localidad norteamericana de Excelsior Springs, Missouri, que gracias al nacer cuando el siglo XX tocaba las puertas para hacer su entrada, con él llegaría, una época de modernidad, gracias a la cual conseguiría más de una oportunidad.


Pero Robert había nacido con el mismo problema que Ella Harper “la niña camello de la que ya hemos hablado”. Recodaremos que es un tipo de deformidad donde la rodilla se doblaba hacia atrás, obligándole a quien lo padece, a valerse de muletas o a caminar siempre apoyándose con las dos manos. A Robert se le conocía con el apodo de “Pony Boy”  

Gracias a su empeño por vivir, y ser útil, la una y otra las obtuvo desde que casi era un   niño. Parecía haber nacido con ese espíritu de superación, que le obligaba, entre otras cosas, a caminar entre 5 y 20 kilómetros diarios. Por lo cual entrenaba sus músculos y su resistencia.

Sus vecinos cuando le veían por la calle, se maravillaban de su fortaleza y su deseo de progresar. Nada le parecía difícil de vencer, pues era igual a otro muchacho, que no tuviese ese impedimento. Y a la hora de trabajar en la granja que sus padres tenían, lo hacía como tal cual.
Veamos: ordeñar, cultivar, e incluso se decía que era capaz de arrastrar árboles y de cargarlos en los carros.  
Con todo esto, el chico fue pura leyenda en su pueblo. Pero… pero Robert quería algo más, y lo empezó por independizarse y dejar atrás la graja y a sus padres.  
El primer trabajo que tuvo fue en una fragua como herrero, aunque con la llegada de la Primera Guerra Mundial, pudo conseguir un buen empleo como carpintero.

Así que, durante toda su vida, aquella fuerza de voluntad que siempre le acompañó, hizo que trabajase como cualquier otro hombre, y todo un ejemplo de fortaleza.

Congregaba a su alrededor el interés de los extranjeros, y su fama entre las tropas llegó hasta tal punto, que Robert se dio cuenta, que la gente pagaba dinero por verlo trabajar, por observarlo en sus tareas cotidianas de carpintería. Era algo ridículo, no obstante, aquella situación, hizo que se replantearse la vida.

Finalizada la contienda bélica estaba seguro de lo que realmente quería., Pony Boy con el que lo conocían en su pueblo, sería a partir de entonces su nombre artístico.

Durante más de tres décadas consiguió vivir en el mundo del circo, que era un universo reservado para todos aquellos, sin distinción de clase, raza o edad que tuvieran alguna particularidad física.

A nuestros lectores les son sobradamente conocidos: el “Circus of Freaks” y los Ringling Brothers and Barnun y Robert se había unido al segundo, donde gozaría de una merecida fama internacional.
Lo primero que se decía de él, es que era una persona íntegra, profesional y de su progreso y autoridad.

El público aplaudía a rabiar cuando le veían empujar con su pierna derecha y lanzar por encima de su hombro un pesado fardo de madera. Y así, pasó el tiempo, hasta que la edad, y los primeros dolores aparecieron en su cuerpo siempre fuerte y atlético.

Entonces Robert Huddleston, dejó aquella vida trashumante, para retirarse con su familia a la localidad de Fremont, Florida y comprar una granja

Allí puso un taller de reparación de coches, sin dejar de trabajar un solo día a la vez que criaba conejos. La muerte le visitó cuando Robert Huddleston estaba durmiendo.   tenía entonces 75 años.

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