El Perchel malagueño
la vea nacer, aunque él no nos diga la verdadera edad de nuestra protagonista,
y a ella poco le importa, sin quitar ni poner. Por sus venas no corría sangre
gitana, pero a guapa no le ganaba nadie, ya que todas las mujeres de la familia
fueron auténticas bellezones, incluso hubo una maharaní Anita Delgado que se
casó con el Rajá de Kapurthala
La familia
de Candelaria era de clase humilde. Ya desde pequeña cantaba y bailaba en los
cafés malagueños atrayendo sobre su persona las miradas de diferentes
empresarios del sector, con esa gracia y
desparpajo. Lo que suponía ser un balón de oxígeno para la familia de la
“artista”
1905, debuta
en Madrid, como cupletista tras ser fichada por un cazatalentos de la época.
Cuatro meses después, junio, forma parte del elenco del Actualidades una de las
cunas del cuplé
Son tiempos
en los que el cuplé aún no era bien mirado, incluso como si fuese de segunda división.
¡Hay Señor “con sus cancioncillas, especialmente picantes, donde estar de “buen
año” es casi esencial! Eso venía a decir que se comía caliente y los platos que
se necesitasen
En octubre
de ese mismo año, Candelaria debuta en el Novedades, el teatro de la calle
Toledo recientemente reformado. Y en noviembre, el Novedades se viene abajo
ante la sensual presencia de la Fornarina, cuyo estilo sutil, picaresco, medio
gabacho, choca frontalmente con las bulerías de la Candelaria
Arrollando en
el Central Kursaal, transformada en una de las famosas bellezas del legendario
salón, la cupletista, recibe una noticia espantosa que la acompañará cierto
tiempo. Su antiguo compañero de baile, Antonio Castillo, ha sido detenido en
Barcelona por asesinar a la bailarina Rosita del Oro, pareja suya en la escena
y fuera de ella.
Recuerda que
se pudo librarse de aquel personajillo, pero no de otros o de otro, que
apareciesen en su vida, abocada a ser engañada por individuos, celosos,
violentos, que no le hicieron, por desgracia ser feliz, aunque fuesen unos instantes.
Candelaria,
fue en su vida privada, decorosa y reservada y nada dada a los escándalos, pero
deseada por esa voluptuosidad de tentadoras curvas y
hoyuelos, de los que no tiene la culpa pues la madre naturaleza la hizo así
Por aquellos
entonces la figura y el nombre de una turbadora mujer, atraviesa fronteras. Se
trata de la Mata Hari y lo oriental ese pone de moda, así que, para no ser menos,
nuestra protagonista hace lo propio, deja la bata de cola, se coloca un
cinturón con pedrería y gasas por aquí y por allí y a mover caderas. Y es que
hay que ganar dinerito para poder comer y llevar una vida decente
En voz baja,
con cuchicheos, la gente se entera de que Candelaria “ya tiene hombre”, del que
no se sabe nada de nada, de no ser dentro del circulo más intimo de la
cupletista. Y el populacho comienza a pensar, que algo conviene ocultar, ella
sonríe y calla
En Madrid,
allá por 1908 1909, los locales de este tipo, sufren un buen batacazo, pues una
ordenanza gubernativa prohíbe los espectáculos de cante y baile más allá de las
doce de la noche, impidiendo incluso que se contrate a "camareras"
que alternen con la clientela y hagan sus pinitos sobre el tablado.
La medida se
toma debido a las continuas quejas de numerosos vecinos hartos del jolgorio
hasta las tantas en los tablados de los cafés cantantes, de la baja de moral y
de lo acústico, lo que deja sin trabajo a unas setenta u ochenta personas:
tocadores de guitarra, cantadores, bailadores de flamenco, boleras y
cupletistas
Candelaria,
cupletista aflamencada y todo terreno, seguirá compaginando los teatros con
algún que otro café-cantante de su tierra, Andalucía. Está en la cúspide de su
carrera y aún le que parece que vive tiempos felices, algo le dice que la
realidad en otra
Y es que
España está en guerra, la larga guerra de ´África o Melilla, que intermitentemente
duraba más de cinco años, en los cuales, muchos hombres morirán en una guerra
absurda. El 27 de julio de 1909 tiene lugar el llamado "Desastre del
Barranco del Lobo" en el que numerosos soldados españoles murieron, por
los rebeldes rifeños.
Candelaria
se verá envuelta en un episodio que comienza con un festival a beneficio de las
viudas y familiares de los difuntos en el citado combate, que ella ha creado, cuya
recaudación ella misma quiere entregar. Pasando con el enfrentamiento que
tendrá con Compañía Madrileña de Urbanización (de Ciudad Lineal), porque no le cuadraba,
después de la liquidación de gastos e ingresos, el importe de la misma -:
3.163,70 pesetas-
Pero la cosa
no termina aquí, ya que intenta llegar a Melilla como enfermera, pero en Málaga,
el general de Marina, le niega el permiso, pues no le puede prometer su
seguridad
Al final,
tras mucha constancia, es autorizada para viajar a Melilla y hacer entrega en
mano de la cantidad recaudada. Después, después la vida continua, aunque la
publicidad que le han hecho, le sirve para trabajar en 1910, en los mejores
escenarios españoles, como cupletista aparcando el baile
Mr.
Marinelli, el famoso agente artístico europeo, le pinta un maravilloso destino
París, que a la postre nada de nada y regresa a Madrid donde reaparece en
compañía de otras compañeras, a las que se les ha atragantado la bella París
Candelaria va
de sur a norte: Palma de Mallorca, en el Lírico de dicha ciudad y finaliza el
año en el Salón Vizcaya de Bilbao, y es que el año 1911, promete entrar lleno
de proyectos e ilusiones, positiva que es la chica.
Invierno en
tierras valencianas, primavera en su tierra natal, y en el madrileño local del
al Trianón Palace, el salón más chic dedicado al cuplé y el que mejor pagaba a
sus artistas. En verano gira por provincias a poder ser que tengan litoral y en
otoño finaliza su temporada en el Cine Paz de Castellón.
Gana dinero,
y a fe que se lo merece, aunque de su vida personal sigue sin saberse
absolutamente nada. Algo infrecuentemente en ella: anunciar a finales de año su intención de
pasar las navidades con su familia, que reside en Barcelona y no en su Málaga
natal. Y así otro año más de grandes éxitos en toda la geografía española
Todo lo contrario,
con que sucede en su vida privada, sobre todo en sus relaciones personales,
pues de su “hombre “se habla poco y con posibilidad mal.
Llegará 1913
y trabajará poco y 1914 no comienza mejor, comienza el declive de una estrella.
Tras algunas actuaciones, veraniegas, aunque no lo dice, está dispuesta a
retirarse
De 1917 a
1919 se la da por retirada y casi desaparecida. Nadie lamenta su ausencia,
aunque todos suponen que está gozando de domésticas dichas disfrutando del
dinerito tan duramente ganado desde que era una niña.
En 1920
regresa, trabajando mucho y bien, pero será su última temporada de éxitos
A comienzos
de los años treinta Candelaria está definitivamente retirada de los escenarios.
Tira de las rentas que su larga carrera le ha proporcionado, sin lujos ni ostentaciones,
casi con lo justo.
En cuanto a su
“hombre”, este termina por abandonarla después de toda una vida de conflictos
de pareja. Los años pasan y Candelaria
deja atrás Barcelona para vivir definitivamente en Madrid, donde ve pasar las
horas y los días recordando un pasado de fama y un presente imprevisible.
Aquella
tarde Candelaria había invitado a sus amigas a tomar un café en su casa. Las
deja sentadas en la humilde sala y se dirige a la cocina, allí retira la cafetera
del hornillo eléctrico y en ese momento cae al suelo como fulminada. Sus amigas
acuden y la encuentran ya muerta, víctima de un ataque cardíaco.
Tiene
alrededor de sesenta años, su muerte fue su cómplice para que sepamos su
verdadera edad. Sus penas sentimentales y la obesidad le habían traicionado.
Un entierro
sencillo, sin grandezas superfluas. Apenas deja
nada a quien regalar o dar .
Las joyas,
las joyas se vendieron hace tiempo. Sólo queda el recuerdo, bajo el tupido velo,
que cubre el olvido, y que alcanza y alcanzará a otras compañeras de profesión
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