¿Recuerdan
ustedes la batalla de las batallas en KARÁNSEBES? Por culpa de que, parte de
los soldados del ejército de José II de
Austria, eran de diferentes países y lenguas, finalizaron matándose, entre sí,
los unos con los otros.
Esta
vez el relato nos lleva al mar y con él, al caso del destructor estadounidense
USS William D. Porter, perteneciente a la clase Fletcher, nombrado así en honor
al comodoro William D. Porter, donde el ser un incompetente capitán, nos puede
llevar a… bueno, en fin, paciencia.
El
William D. Porter partió de Orange poco después ser comisionado. Durante unas
cinco semanas, el buque operó desde la base naval de Norfolk realizando
prácticas de combate con el USS Intrepid y otras naves de la flota atlántica.
Como
dice la Ley de Murphy “lo que mal empieza, mal acaba”, y qué razón tiene este señor,
porque los problemas de este barco comienzan con su bautismo en el año 1943 en
su primera misión, además secretísima, formar parte de la escolta del acorazado
USS Iowa y proporcionarle cobertura antisubmarina.
El
12 de noviembre se le encomendó como primera misión ubicarse en la
desembocadura del río Potomac, en Chesapeake, y aguardar instrucciones. En ese
lugar estaba el USS Iowa, donde embarcaron el presidente Roosevelt y el
secretario Cordell Hull bajo fuertes medidas de seguridad y discreción.
Wilfred
Walter, el capitán del barco, llamó mala suerte a lo que después acontecería.
Permítanme hacer un inciso. Es que el Porter, o sea el acorazado, comenzó hacer de las suyas antes
de que abandonase el muelle para reunirse con el resto del convoy
En
una de las maniobras que el destructor tenía que efectuar para salir a alta mar,
fue echar atrás. Los soldados que estaban en cubierta observaron atónitos, como
el ancla había quedado enganchada en un buque mercante atracado en paralelo
junto a él.
El
ancla siguió una trayectoria, que nadie podía evitar, desgarrar parte del casco
a la vez que arrancaba barandillas y botes salvavidas. A alguien se le había
olvidado subir totalmente el ancla.
Pero
¿qué hizo el capitán de USS Porter? Mirar su reloj y darse cuenta que si no
daba la orden de salir del aquel atolladero, llegarían tarde a reunirse con su
compañero de viaje, el USS Iowa. – Manden al capitán del barco mercante, mis
sinceras disculpas – y se fue a toda máquina.
Seguro
que la tripulación del barco de guerra, se echarían las manos a la cabeza,
rezando para que aquel incidente, fuese el único, en toda la misión ¡ja!, eso
es lo que ellos creyeron. El viaje continuó con otros tropiezos que afectaron
al Willie Dee
Mientras
transitaban por una zona conocida por el número de barcos hundidos
recientemente en el área del mar de los Sargazos, una gran explosión sacudió
las aguas y una enorme columna de agua llamó la atención de los vigías.
Rápidamente
todos los barcos tocaron a zafarrancho de combate e iniciaron maniobras
evasivas, hasta que del Willie Dee se informó que el culpable no había sido
ningún submarino. Una de sus cargas de profundidad se había soltado y caído al
agua, y no tenía el seguro puesto como hubiera debido detonando a la
profundidad regulada.
El
14 de noviembre, con el convoy navegando al este de las Bermudas, el capitán
del Iowa ofreció a Roosevelt, que estaba sentado en su silla de ruedas en lugar
adecuado en cubierta, y a sus asistentes una demostración de las defensas
antiaéreas del acorazado.
Aquella
demostración se saldó con un torpedo enviado desde USS Porter contra el Iowa.
¿Qué había ocurrido? Que, para hacer un simulacro de lanzar torpedos, antes se
tienen que quitar los detonadores de las cargas explosivas que expulsaban los
torpedos de sus tubos, el torpedo permanecía por ende en su tubo. Los dos
primeros estaban quitados, pero no el tercero
En
medio del caos, el capitán Walter advirtió por radio al Iowa que girara rápidamente
a estribor. El giro fue tan brusco que la silla de ruedas del presidente —con
Roosevelt sentado en ella— estuvo a punto de caerse por la borda. Finalmente, y
por los pelos, el USS Iowa logró evitar el torpedo.
“Perdón,
hemos sido nosotros”. Fue todo lo que el capitán Walter pudo decir. Pero de
nade le sirvió, él y sus hombres fueron sometidos a un Consejo de Guerra del
que, tras las debidas investigaciones, quedó demostrado que se trató́ de un
error.
No
obstante, al marinero que se olvidó́ de retirar el detonador del tercer
torpedo, llamado Dawson, les condenaron a 14 años de trabajos forzados, aunque
Roosevelt le otorgó un perdón presidencial.
Evidentemente
ya nadie iba a dejar que el Porter ni siquiera se acercara a una misión de alto
nivel, por lo que fue enviado al único escenario donde la presencia del barco
no preocupaba realmente a nadie: las Islas Aleutianas, en Alaska, donde ni por casualidad,
existen presidentes para poder asesinar
Por
un corto espacio de tiempo, el Porter estuvo tranquilo, hasta que una noche,
unos de sus marineros, con una cogorza de esas de aúpa, se le ocurre ponerse a
jugar con los cañones de artillería pesada
¿Qué
pasó? A los oficiales y a sus esposas que estaban celebrando en el jardín de
del comandante de la base una fiesta nada, pero el boquete en la casa y los
destrozos florales dan cuenta de la desgracia que pudo ocurrir
Que
te tocase servir en el USS William D. Porter era considerado un castigo, sin embargo,
el final de la guerra se acercaba y todos los barcos eran necesarios en el
frente, al Porter le fue reasignado al Pacífico: por fin tendrían una autentica
oportunidad de redención… o tal vez no.
El
comandante Charles M. Keyes había relevado al capitán Walter, quien continuó
con el san Benito de barco gafe al disparar accidentalmente al destructor USS
Luce durante los primeros momentos de la batalla de Okinawa.
Después
sirvió de apoyo para las tropas que trataban de conquistar aquella isla; utilizando
con corrección sus defensas antisubmarinas, consiguiendo derribar cinco aviones
japoneses.
Desgraciadamente,
más tarde, se confirmó́, que así mismo, había derribado por error tres aviones
norteamericanos.
Estamos
a punto de finalizar esta historia, no sin antes decirles que el 10 de junio de
1945 el Porter fue atacado por un avión kamikaze, que fue alcanzado y derribado
por las defensas antiaéreas, estrellándose en el océano, pero sin explotar.
La
tripulación estaba como loca, seguros de que las cosas cambiarían a mejor, pero
el destino les tenía preparado una jugarreta, nadie se había dado cuenta que el
avión kamikaze extrañamente había continuado bajo el agua su trayectoria en dirección
hacia el destructor, y justo cuando pasó por debajo de su quilla explotó.
Tres horas más tarde el USS William D. Porter se hundía para siempre en el océano.
En
otras palabras, el barco más patoso e inepto de la Segunda Guerra Mundial, perseverante
en su aciaga y burlesca historia, fue hundido accidentalmente por un avión que
ya se había estrellado en el mar.
Recabada información en :
https://en.wikipedia.org/wiki/USS_William_D._Porter_(DD-579)
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/8e/USS_William_D._Porter_%28DD- 579%29_in_Massacre_Bay%2C_Attu%2C_on_9_June_1944_%28NH_97804%29.jpg