En la estación
de Cambridge, muy concurrida aquel día, dos personas esperaban la salida de un
tren. Se trataba de del filósofo Ludwig Wittgenstein acompañado por una, dama
que era colega suya.
Sucedió que
mientras esperaban al tren, estos dos personajes se enfrascaron en una discusión,
tipo filosófica, y ninguno de los dos advirtió, que el convoy partía.
Wittgenstein
corrió desesperadamente y consiguió subirse al tren, pero la dama en cuestión, no
lo logró.
Un joven que
estaba en aquellos momentos, en el andén, se le acercó y le dijo
sonriendo<< Dentro de diez minutos tiene usted otro<<
Ella, que
continuaba con el rostro compungido le contestó<< Creo que no sabe, que
él venía acompañándome, la que tenía que tomar el tren… era yo >>.
Albert Einstein,
comenzó a dar conferencias, cuando ya era conocido.
Un día, para
llegar hasta la dirección del auditorio donde impartiría una de ellas, tuvo que
tomar un taxi pues estaba a desmano del lugar donde residía.
En un momento dado,
Einstein comentó al taxista, lo aburrido que le resultaba, repetir una y otra
vez, los mismo. El chófer le contestó<<Si quiere le sustituyo esta noche.
He escuchado tantas veces su conferencia, que me la sé de memoria>>
>> Amigo mío
te tomo la palabra >> contestó Einstein. Claro que el físico alemán,
aceptó, porque nadie le conocía, en aquella ciudad inglesa, por lo que no se
enterarían del fraude.
Finalizada la
charla, alguien del público le hizo una pregunta comprometida, que no podía
responder. No obstante, tuvo la suficiente sangre fría para salir del
atolladero al responder de esta manera tan genial >> Es tan sencilla la
respuesta, que, dejaré, que mi chófer, que se encuentra al final de la sala,
responda >>
Recabada información
en el taco calendario del Corazón de Jesús.
https://photo980x880.mnstatic.com/2daf952454677b660c8819004d145eb9/estacion-de-tren-de-cambridge.jpg
https://www.publico.es/uploads/2018/06/03/5b142cac4d0c0.jpg