Corría el año 1734, en la ciudad suiza de Senwal, una
pequeña a la que se pondría el nombre de Anna, venía al mundo en el seno de una
familia humilde
El universo que la rodeaba, ya adulta, consistía en
servir como sirvienta. Anna no fue a la escuela por lo que era analfabeta. El
perfil de ella: mujer alta y de buen porte, pelo y ojos oscuros con tez
sonrosada
Cumplidos los 31 años -1765- decide viajar hasta la
ciudad de Glaris, que era un pequeño cantón suizo con el objetivo de encontrar trabajo.
Tras servir en diferentes casas, logró que le diesen trabajo en la vivienda de
Jakob Tschudi, que era magistrado, el cual estaba introducido en la política,
donde cuidará de sus cinco hijas
La gente murmuraba y contaba, que Anna, había realizado
magia negra con la pequeña, quien había comenzado a convulsionarse a la vez que
vomitaba los alfileres. Detenida Anne, la niña empezó a mejorar.
Este suceso, supuso
una prueba contra ella. Otra prueba, consistió en la declaración de la niña
quien afirmó, que Anna Göldin, le había hecho comer un dulce a cambio de que no
se lo contara a nadie
Como la mujer decía y juraba que no era bruja y que todo
era mentira, se procedió a torturarla hasta que confesase que era una bruja, y
que las agujas se las había dado el mismísimo Satanás en persona
Una vez ante el tribunal se desdice y declara que ha
tenido que decir que sí, porque había sido terriblemente torturada, lo que hace
que le lleven de nuevo a la cárcel donde le aplican diferentes castigos hasta
que acepta ser una bruja. A las dos semanas se la decapitó, un 18 de junio de
1782.
No tiene nada que ver, el tema de que el cantón de Glaris,
fuese pequeño y aislado de los grandes o pequeños acontecimientos europeos,
para que los habitantes no creyesen en brujas, por lo que esto, no es
justificable para lo que estaba haciendo con aquella mujer. Más aún, en la
prensa del momento, se decide ocultar a la opinión pública que la condena fue
por brujería, para mentir y decir que fue por envenenamiento.
No obstante Walter Hauser un periodista local, que se
ha dedicado a estudiar, de cabo a rabo, los papeles del proceso, cree que en
realidad se trató de un asesinato encubierto.
Según la hipótesis de este periodista, era, que Anna
Göldlin fuese amante de Jakob Tschudi. Después éste rompió la relación y la
despidió. La mujer lo amenazó con comunicar a la autoridad que
se ha cometido un delito de adulterio, cosa que hubiera acabado con su
incipiente carrera política y con su reputación.
Así que la mejor manera de mantenerla callada no fue
otra que la era acusarla de brujería, hacer que la condenasen y acabar con su
vida de una forma legal. Lamentablemente, lo consiguió.
En 2007, en el cantón de Glaris se abrió un museo
dedicado a reivindicar la memoria de Anne Göldin, injustamente condenada,
conocida como la última bruja de Europa.
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