Los padres del
cuento La Cenicienta, fueron los hermanos Grimm, aunque luego ese mismo cuento
fuese versionado por la factoría Disney porque de lo contrario dicho cuento
parecería más bien, una peli de terror
Lo de quedarse
viudo, eso no cambia, como no cambia lo de casarse y tener dos hijastras, pero
esta vez bellas y de blanca tez, pero más malas que la quina (dicho que se
refiere a que las hojas de este árbol son más amargas que el ajenjo),
prosigamos, y dispuestas a hacerle la vida a su hermanastra.
Desde entonces
escuchó lo que no quería: desprecios, insultos y burlas. Hasta incluso tirarle entre la ceniza
guisantes o lentejas – Y ahora recógelas, por lo menos estarás haciendo algo,
siempre vagamundeando-
Ni que decir tiene
que, a la noche, no se acostaba en una cama, lo hacía sobre las cenizas, de ahí
el nombre de Cenicienta
El padre marchó a
la feria con carios encargos, unos vestidos para sus hijastras y cortar la
primera rama de un árbol que le tocase el ala de su sombrero. De regreso,
Cenicienta tuvo en sus manos la rama de un avellano, el cual plantó en la tumba
de su madre. El avellano creció convirtiéndose en un hermoso árbol
Lo del hada
madrina, en la versión original ni aparece, en esta contamos con un pajarillo
blanco posado en una rama, del avellano, que cuando la niña le pedía algo, se
lo echaba desde arriba.
Ahora viene el
consabido baile en palacio y las
invitaciones para las doncellas” más bonitas del reino” en el de la factoría
Disney, las hermanastras eran más feas
que Picio ( Picio fue famoso, no por ser zapatero y de Granada , lo fue porque
al estar condenado a muerte , le indultaron, lo que le provocó tal impresión
que perdió el pelo, las cejas y pestañas y su cara se deformó, llenándose de
tumores) así que no hubiesen podido asistir .
Cenicienta, ya
saben quiso ir, pero su madrastra se dedicó a hacerle una jugarreta: echarle un
plato de lenteja en las cenizas: "Si las recoges en dos horas, te dejaré
ir." Y Cenicienta no hace otra cosa que salir al jardín pedir ayuda a las aves,
que presurosas se dispusieron a separar las lentejas de las cenizas
Y la madrastra
asombrada de la proeza, le dice que ahora serán dos fuentes y ella a pedir
ayuda a las aves del cielo - "Todo es inútil; no vendrás, pues no tienes
vestidos ni sabes bailar. Serías nuestra vergüenza- le dijo su madrastra
La muchacha esperó
a que todo el mundo se marchase para pedirle al pájaro del avellano ropa para
asistir al baile
Y he aquí que el
pájaro le echó el vestido más bonito bordado en plata y oro, y unas zapatillas
con adornos de seda y plata. En fin, llega a palacio, todo el mundo la mira,
pero ni su “familia” entre comillas, la reconoce y el príncipe se acerca y
baila toda la noche con ella diciendo a todos:
"Ésta es mi pareja."
Cenicienta sale
corriendo más no poder, pero de calabaza convertida en carroza, nada de nada,
se sube a un palomar que es derribado por su padre. ¡qué casualidad que detrás
del palomar había un avellano ¡qué lío!
Cuando su padre ,
su madrastra y sus hermanastras regresaron, la chica estaba en la cocina llena
de ceniza. El dichoso pajarito había recogió la ropa que Cenicienta había
dejado en la tumba de su madre, ¡ forzuda que era este ave!
Y vuelta a empezar,
otra vez la espera de la marcha de su familia, la petición al pajarito ,que
nadie la reconociese y ¡a la a volver a bailar con el príncipe!, aunque esta
vez, no fue un palomar donde subirse para escapar y regresar a casa, fue un
peral, que como tiene que ser, fue derribado por su padre , pero sin rastro de
la desconocida
Y como no hay dos
sin tres, o tres sin dos, esto parece el día de la marmota, todo comenzó igual,
aunque no terminase lo mismo, pues el príncipe, ¡con muy mala leche! había echo
embadurnar con pez las escaleras de palacio, ¡como para matarse
En fin, que hemos
llegado al tema de la pérdida no de un zapato de cristal ¡de una zapatilla toda
ella de oro! Y del empecinamiento de su alteza real, por la dueña de la misma y
nada de mandar por el reino mensajeros, él muy así, aparece en la casa del
hombre y dice: "Mi esposa será aquella cuyo pie se ajuste a este
zapato."
Aquí se masca la
tragedia. Sigamos. La mayor de las
hermanastras se prueba la zapatilla, pero el dedo gordo no estaba por la labor
de entrar-: "¡Córtate el dedo! Cuando seas reina, no tendrás necesidad de
andar a pie. “Y así lo hizo. El príncipe
se alegró al ver que la valía el zapato y se marchó camino de palacio con la
muchacha
Aunque al pasar por
el Avellano, dos palomitas que estaban posadas en él gritaron “Te han mentido,
el zapato no le vale, la novia verdadera se ha quedado en la casa”
Esta vez fue la
segunda de las chicas , quien se prueba el zapato ¡Menos mal le entran los
dedos!, pero… no el talón: "Córtate un pedazo del talón. Cuando seas reina
no tendrás necesidad de andar a pie.”, y así lo hizo. Así que su alteza real
hizo con la segunda lo que había hecho con la primera
Pero ¡ay! las palomitas seguían posadas en el avellano
cumpliendo con su labor, decirle que era una farsante y que regresase a la
casa.
Con más mosqueo que
otra cosa, pregunta "¿No tienen otra hija?, mientras observa las caras del
matrimonio- ¡Quiero verla, que salga!
Cuando estuvo en su
presencia, con la cara y las manos lavadas, él tendió el zapato de oro.
La muchacha se
sentó en un escalón, se quitó el pesado zueco y se calzó la chinela: ni le
sobraba, ni le faltaba. El príncipe le miró el rostro, reconoció en el acto a
la hermosa doncella que había bailado con él, y exclamó: "¡Ésta sí que es
mi verdadera novia!"
Lo siento amigos,
no estoy por la labor de pasar por el avellano y de escuchar a las palomas
decir, que esta, que esta si era la verdadera novia
Al llegar el día de
la boda, las dos taimadas hermanastras, se coloraron a la derecha y a la
izquierda de la novia. Y otra vez las dos palomas, de sendos picotazos le sacaron
un ojo a cada una. Luego, al salir, yendo la mayor a la izquierda y la menor a
la derecha, las mismas aves les sacaron el otro ojo. Y de este modo quedaron
castigadas por su maldad, condenadas a la ceguera para todos los días de su
vida.
Recogida información en :
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https://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/la_cenicienta