Nace
en Cocran´s Mill -Pensilvania en 1864. Fue la tercera de cinco hermanos, y ni
por asomo pensaba entonces dedicarse al periodismo, su familia tenía poder
adquisitivo
Al
fallecer su padre, como no había testado sus bienes, estos fueron subastados
fueron, sin darle a su familia derecho a reclamación.
1880
toda la familia se traslada a Pittsburgh a un hogar más modesto y Elizabeth ayudó
a cuidar de sus hermanos.
Para
asegurar el bienestar de sus hijos, su madre volvió a casarse, eligiendo un mal
marido y un pésimo padrastro, puesto que resultó ser un hombre violento y
abocado al alcoholismo. Seguramente esta experiencia traumática, tanto para su
madre como para sus hijos, fue la que impulsó a Elizabeth a luchar por los
derechos de la mujer.
Elizabeth
ojeando el rotativo Pittsburgh Dispatch, se detiene ante una columna de
contenido claramente sexista, lo que la llevó a redactar una airada carta al
editor, George Madden, que firmó como "Lonely Orphan Girl" (chica
huérfana y solitaria).
Cochren
puso tan apasionamiento y calidad en el texto, que su carta no pasó inadvertida
para George Madden quien la invitó a unirse al Dispatch como columnista de
nómina.
Sus
primeros trabajos llevaron la firma de "Orphan Girl", no obstante
George consideró que era un seudónimo poco apropiado y decidió otorgarle el de
la protagonista de una canción de Stephen Foster entonces muy popular,
"Nellie Bly", un sobrenombre profesional que ya nunca abandonó.
Tras
escribir algunos artículos de investigación en los que las protagonistas
siempre eran mujeres -básicamente trabajadoras-, y las quejas vertidas por
algunas empresas, se la relegó a la sección femenina(moda-bodas-bautizos),
cuyos contenidos nada tenían que ver con el palmario activismo feminista de sus
trabajos
Como
Nellie no se sentía satisfecha ante este cambio, toma la decisión de pedir un
destino como corresponsal en México. Sus artículos, siempre aparecían con hondo
calado político y muy censores con la dictadura de Porfirio Díaz, lo que motivó
a que le invitasen a abandonar el país y le valió, por parte de la dirección
del periódico una reprensión.
Así
que, con las mismas, en 1887, Elizabeth que siempre fue firme defensora de la
libertad de prensa, pide la cuenta y viaja a Nueva York en busca de mejores
oportunidades. Su fama de osada y
polémica reportera, fue su tarjeta de visita, pues fue contratada como
periodista de investigación por el rotativo sensacionalista del célebre Joseph
Pulitzer, The New York World.
El
primer trabajo de Nellie era lograr infiltrarse en el Blackwell's Island Insane
Asylum, un psiquiátrico femenino de la ciudad, con el fin de contar de primera
mano, las condiciones a las que eran sometidas las pacientes, o sea, hacerse
pasar por una mujer perturbada y logró que la internaran allí.
Así
que había que transformarse: adoptar una vestimenta digna pero muy modesta,
como la de cualquier mujer trabajadora de clase media-baja, dormir poco para presentar
un rostro con ojeras y cansado, conocer algunas expresiones poco usuales
mientras se miraba en el espejo, y por último llevar el cabello algo desaliñado
'No
te pedimos que vayas para hacer revelaciones sensacionalistas. Escribe las
cosas como las encuentres, bien o mal; alaba o culpa como mejor te parezca y
cuenta la verdad todo el tiempo. Pero tengo miedo de esa sonrisa crónica tuya'.
'No sonreiré más', dije, y salí a ejecutar mi delicada tarea"
El
tiempo que duró su reclusión (10 días), pasó por toda clase de exámenes:
comparecer ante un tal juez Duffy, que supuso que estaba perdida y confusa tal
vez por estar bajo el efecto de alguna clase de droga.
El
diagnóstico de un médico -sin ulteriores análisis- fue de intoxicación por
consumo de belladona. El juez, en consecuencia, la envió al Bellevue Hospital,
donde se encontró en la sala de espera del pabellón psiquiátrico a tres mujeres
en su misma situación, sin familia conocida ni persona alguna que aparentemente
pudiera hacerse cargo de ellas.
De
quejarse del frío reinante y recibiendo esto por respuesta por parte de una de
las enfermeras: "la gente que vive de la caridad no debe esperar nada y no
debe quejarse"
En
otra ocasión” ¿Qué hace usted en Nueva York?'. 'Nada'. '¿Puede trabajar?'. 'No,
señor'. 'Dígame, ¿es usted una chica de la calle?'. 'No le comprendo',
repliqué, profundamente disgustada. '¿Es posible que se proporcione hombres
para que la provean y la mantengan?
Pero
como nadie acudió a interesarse por ella, esto la convertía en una prostituta
solitaria y, consecuentemente, en un caso de caridad.
Lo que,
si da de pensar, es que resulta que durante los diez días que Nellie Bly pasó
en la institución, no llegase a recibir ni una sola sesión que se pareciese a
un tratamiento
Los
médicos apenas hablaban con los pacientes, puesto que las enfermeras se lo
impedían, y solo les indicaban aquellas que si tenían problemas psíquicos.
Ocurrió,
que, durante dos días, fueron muchas las personas, incluso periodistas que pertenecían
a la sección de servicio público, cada uno de diferentes rotativos, que se
pasaron por la sala en busca de “chicas perdidas “
Pero
como nadie reconoció a Nellie Bly, esta fue finalmente embarcada en un bote,
junto con otras mujeres, que en apariencia no presentaban ningún brote de demencia,
su verdadera enfermedad, era, estar solas y ser pobres.
De
las casi 1600 internas del Asylum, las más indómitas eran recluidas en un
módulo especial e independiente conocido como "The Lodge" (la portería
o conserjería), un lugar oscuro, sucio y humillante que las más experimentadas
del centro le desaconsejaron ver.
Un
buen día, Peter A. Hendricks, uno de los abogados del The New York World, se
presentó en el psiquiátrico y se llevó a Nellie Bly quien le dijo: "El
manicomio de Blackwell's Island es una ratonera humana. Es fácil entrar, pero
una vez allí es imposible salir"
Asimismo,
esta intrépida y comprometida maniobra periodística lanzó a Bly a la fama
dentro del periodismo neoyorquino, convirtiéndose en precursora en “la edad de
las maniobras periodísticas”, en la que las mujeres arriesgaban tanto su
reputación como sus vidas para entrar al mundo masculino de la prensa.
Nellie
Bly permaneció fiel con este estilo periodístico secreto para el New York World
hasta el otoño de 1888, cuando en una reunión ejecutiva del periódico, se
decidió enviar a un hombre alrededor del mundo en 80 días. Enfurecida, Nellie
amenazó que lo haría en menos tiempo para otro periódico, si no le permitían
hacerlo.
Un
año más tarde 1889 nuestra intrépida periodista comenzó su viaje alrededor del mundo.
En ningún momento llegó a recibir trato especial de ninguna clase
Todos
los días en el New York World, aparecían editadas las experiencias de su viaje,
que eran esperadas con ansiedad.
Setenta
y dos días, seis horas y once minutos más tarde, Nellie regresó, siendo
recibida con bandas, fuegos artificiales, desfiles y ovaciones, y alcanzó fama
mundial, pero solo de cara a la galería, ya que ninguno de los directores del
periódico reconoció la valía y la valentía de ella.
Así
que Nellie presentó su renuncia. Sin embargo 1893 regresó de nuevo al New York
World, esta vez escribiendo lo que a ella le importaba: diversos temas
relacionados con los derechos de la mujer y la lucha contra la injusticia.
También
Nellie reveló la corrupción en los sectores público y privado, y los ciudadanos
comenzaron a pedir reformas sociales. Dio a conocer la lucha de las madres solteras
y se convirtió en portavoz de la mujer.
En
1895, Nellie se casó con el industrial millonario, Robert Livingston, un hombre
40 años mayor que ella, y Nellie dejó la carrera periodística.
Cuando
su marido falleció se hizo cargo de la empresa donde efectuó cambios radicales,
que comprendieron: la eliminación del trabajo a destajo, la construcción de un
centro de recreación, el establecimiento de clubes de caza y pesca, una
biblioteca para los empleados, entre otras cosas.
Desgraciadamente,
sus buenas intenciones y su reforma radical no pudieron sortear un manejo
financiero deficientemente que llevó a la compañía a la bancarrota.
Pero
aún le quedaba otra historia para vivirla La Primera Guerra Mundial
encargándose de cubrir la guerra permaneciendo en Europa hasta 1919 que recibe
la noticia de que su madre estaba enferma
Regresa
a casa, retoma su carrera periodística esta vez para el New York Evening
Journal.
Nellie
Bly murió de neumonía en Nueva York, y todos los periódicos cubrieron el hecho
con elaboradas notas necrológicas.
“¿Qué
cosa, además de la tortura, instigaría la locura con mayor rapidez que los
tratamientos en este establecimiento? A estas mujeres se las confina para
curarlas. Si los médicos que aquí me tienen, tomaran a una mujer sana y saludable
y la encerraran y la obligaran a sentarse en duros bancos de madera, desde las
6 de la mañana hasta las 8 de la noche, sin dejarla hablar ni moverse todo ese
tiempo, sin dejarla leer o saber del mundo exterior, y además la alimentaran
mal y le dieran un tratamiento severo, ¿cuánto tiempo creen que esa vida la
llevaría a la locura. En dos meses esta mujer estaría desquiciada y enferma.”
N.B. (de sus observaciones durante la experiencia en el manicomio)
Recabada información en :
https://www.ecured.cu/Elizabeth_Jane_Cochran
https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn%3AANd9GcRc-qSTscaTjnYxVQqya_jSRTxzp0uQUhLgxbC7ueP9BzPGH2Fe
https://www.naiz.eus/media/asset_publics/resources/000/497/804/publication_news_landscape/008Nellie14.jpg