Antes de hablar de
este naturalista, queremos llegar a citar algo que sobrevuela sobre nuestra
razón, la ética o el vil metal, llamado dinero. Su nombre Eugenesia. Una
técnica que se supone un bien para los futuros niños que nazcan, que no
llevarán el estigma de los padres: cáncer, o el virus de VIH y quizá un largo
etcétera
Claro que después
está el reverso de la moneda, pues, aunque la técnica CRISPR Cas 9 promete ser
uno de los mayores avances en el área de Salud, abriendo el camino a
tratamientos casi de sueño, la comunidad médica diferencia entre la edición que
se dirigirá a curar una enfermedad, y la que se podría centrar en hacer hijos
«a pedido».
Si en el 2020
surgen sorpresas como estas, que ya existe una base más o menos acostumbrada a
descubrimientos en la sanidad, y en otros campos, ¿qué ocurrió en 1859 para que
la gente se pusiese “en pie de guerra” contra un naturalista victoriano?
Que este
naturalista se llamaba Charles Darwin, nacido en Inglaterra y que en 1859 dio a
conocer al mundo unas teorías que provocarían estupor entre la religiosos y
conservadores victorianos.
Y es que la
sociedad victoriana tomaba la Biblia, como “libro de cabecera”, (me gusta esa
expresión porque me sugiere que está sola frase, me hace pensar, que ya tengo
un libro que me va a solucionar todos los problemas.
Evidentemente nada que ver con el significado
real, que se refiere más bien a esos libros que se basan de alguna forma en
nuestra forma de pensar). de un modo bastante literal, ante todo y, sobre todo,
en lo referido a los pasajes de la creación
No me extraña la
polvareda de Darwin levantó, con la sugerencia de que las especies no fueron
creadas tal y como las conocemos, sino que podrían ser el resultado de una
evolución, que duró millones de años, resultaría demasiado audaz.
La sola idea de que
el hombre podría ser un descendiente evolucionado del simio, caló muy hondo
tanto en la iglesia, como en la comunidad científica y en gran parte de la
sociedad.
Una idea tan
controvertida a la que se la consideró como invención sin fundamento.
Dejemos a Darwin
pensativo o batallando por demostrar que tenía razón y nos centramos en sus
esposa y prima Emma Wedgwood Darwin,
Y es que la señora Darwin, se dedicó a
escribir un cuaderno de recetas de cocina donde detallaba no sólo los productos
más característicos usados en la cocina victoriana, también la manera de
cocinarlos.
Aunque no se quedó
solo en eso, porque además Mrs. Darwin anotó curiosidades y anécdotas
personales de la vida familiar de los Darwin, convirtiendo sus cuadernos de
recetas en todo un documento histórico de la vida familiar y más desconocida
del genial naturalista inglés.
El libro es así
mismo un reflejo de la vida cotidiana y los gustos culinarios de la clase alta
victoriana.
En el 2008,
apareció en las librerías el “Libro de recetas de la Sra. Charles Darwin:
revivido e ilustrado”, cuyas autoras son Dusha Bateson y Weslie Janeway,
tuvieron acceso a los archivos de la Universidad de Cambridge (sur de
Inglaterra), donde Darwin estudió de 1828 a 1831, guarda las notas personales
de Emma Darwin e incluye pistas para cocinar más de cuarenta platos
victorianos, como los champiñones a la parrilla y el hojaldre de queso.
Aunque en un
principio pueda parecer que la autora esas recetas, fuese la célebre cocinera
de la familia, Delia Smih, nada más lejos de la realidad. "Emma fue una
señora muy subestimada y como había que alimentar a: su esposo, sus siete hijos
y a los doce sirvientes, nada mejor que hacer
convivir en esos archivos, la historia, la época victoriana, la cocina y
la botánica contadas con sencillez y, al mismo tiempo, precisión por la esposa
de gran naturalista inglés.
Recogida información en:
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaN0MXtBhFC5JbcT7IKFR42eFQTxVfhpT0gCU08HetXuFq9zcsGWQVNJsganIHy7BaoxUWlc35JbAaQKPcvNZqxCUmv6Av2PGvqsLukgQ5MzKB75fk9jOxHoZXl0vPFxZpPKt8_rtqCGlf/s280/emma.jpg
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