Los Plateados eran unos hermanos que decidieron tomarse
la justicia por su mano, tras la muerte de su padre, aunque lo hiciesen con
quien menos culpa tenía, ¿o sí? Se les apodaban los plateados, debido " a
los adornos de plata que materialmente cubrían sus vestiduras y sillas de
montar.
En la página http://sanmigueltepoztlan.blogspot.com.es,
se habla de un libro de Humberto Robles Ubaldo, titulado "Tepoztlán,
nuestra historia. Testimonios de los habitantes de Tepoztlán, Morelos", expone
en su relato llamado "Cien años en la historia de Tepoztlán", una
descripción sobre esta pandilla de bandoleros
1861, hasta Tepoztlán,
Morelos, había llegado una aterradora noticia – En Yautepec se ha formado una
terrible banda a la que la llaman Los Plateados-
Aquella partida de
rudos hombres se había transformado en el azote de la región. Pues no existía
ranchería que se escapara a sus asaltos, ni carruaje que no fuese parado, ni
muchachas bonitas, que no fuesen raptadas.
Aquellos hombres
animados por el problema, de que el gobierno tenía para perseguirlos, y
llegando a tener la partida, hasta 500 hombres (cifra que suena muy exagerada)
andaban por los caminos como Pedro por su casa, imponiendo fuertes sumas de dinero,
como contribución a las haciendas y los pueblos, mientras que cobraban por
transitar por aquellos parajes.
Y entre noticias de
aquellos sucesos, marchaba el tiempo, sin que, a Tepoztlán, se le privasen de
la tranquilidad de siempre.
Pero un año después,
en la madrugada del sábado, 22 de febrero de 1862, la paz en Tepoztlán quedó
rota por disparos, mientras que las campanas de la iglesia repicaban
despertando a sus moradores, quienes corrieron a reunirse en el centro del
pueblo.
Se trataba de Los
Plateados con el famoso Zarco, su verdadero nombre,
Salomé
Plasencia,
personaje, del que habla la novela, del mismo título del escritor Ignacio
Manuel Altamirano: El Zarco, hombre atractivo, 30 años, alto, rubio, elegante,
de bajos instintos, pero “rico” y jefe de una banda de ladrones y salteadores.
Su carácter indómito
y cruel, es su signo de identidad.
Cuentan que era hijo
de unos honrados padres, los cuales les obligaban, por su bien, a estudiar y
trabajar, al joven, para trabajar a las ordenes de un caballerango (Mozo que
cuida y ensilla los caballos en las haciendas) donde consigue ganar algo de
dinero y aprender todos los secretos de la equitación.
Como ya, desde muy
pequeño aquella señal de identidad, la tenía, ahora es mas continua, y es la
causante de que le despidan de todos los trabajos que encuentra, por lo que se
dedica a holgazanear a beber y al juego
Bien, nos habíamos
quedado en Tepoztlán y su asustados moradores, cuando el Zarco se disponía a
“aliviar de peso y dinero”, los comercios.
Ninguno de los allí
presentes, estaban dispuestos a consentirlo, así que se armaron y contestaron
con otro tiroteo, al iniciado por Los Plateados, que fueron sacados del pueblo
por el camino que va a San Andrés de la Cal, muriendo en este combate 21
tepoztecos.
1863 se levantó un monumento,
en memoria de los tepoztecos caído en la defensa del pueblo, fue una iniciativa
de Don José Guadalupe Rojas.
A nadie se le
olvidará la imagen del Zarco montado en sus caballo con la silla de montar,
bordada de plata, el machete con la empuñadura del mismo metal, y otras
filigranas. Demasiada plata, acompañada del esfuerzo para prodigarla por
dondequiera que pasase, una ostentación insolente, cínica y sin gusto."
Diremos que Los
Plateados continuaron siendo los dueños de un poder autoritario por algún tiempo,
en el Distrito de Yautepec. Claro que no era para menos, pues, aunque algunas
fuerzas federales de caballería recorrían de paso el Estado de Morelos, estas se
concentraban en México y Puebla para repeler la intervención y no podían
ocuparse de batir a tan grande número de bandidos
Según testimonios de
la época, Los Plateados podían haber sido: excombatientes de la Revolución de
Ayutla o excombatientes de la Guerra de Reforma, e incluso como veteranos de
batallas aún más añejas, convirtiéndose en unos peculiares personajes, con una
larga lista de crímenes basados en una agrupación numerosa y eficiente,
recordada por su estrafalaria opulencia.
Se dice, se cree, se
cuenta, que el destino del Zarco fue recibir
5 tiros y el de gracia, para finalmente ser colgado. Del que hablaremos, un poco más, en otro
artículo
Recogida información en:
https://www.weather-forecast.com/locationmaps/Yautepec.8.gif