La
noche era realmente invernal en aquel 3 de diciembre de 1967. Eran las 2,20 a.m. en la ciudad de Ashland – Nebraska.
A
bordo de su coche policial, un joven patrullero de 22 años, continuaba con sus
rondas habituales – No hay nadie por la calle. Ni siquiera he coincidido, con
el de seguridad de la empresa de las etiquetas. Si digo que me impresiona ver
todas las naves cerradas y ninguna luz en las oficinas, seguro que me tildan de
miedica -.
Aunque
Herberh, mentía, bueno no decía toda la verdad, puesto que el único negocio
abierto a altas horas de la noche, era una estación de servicio en la autopista
63. Como de costumbre, no había clientes.
Al
poco tiempo de llegar, cerca de la intersección de dos autopistas se encontró,
con lo que parecía ser, un camión con grandes rojas luces. Así que, con decisión,
giró el volante y Se acercó – Un buen policía ha de asegurarse que todo esté bien,
no sea que el camionero necesite ayuda o esté desvanecido-.
La
sorpresa que se llevó, Schirmer, nunca la olvidará. Las luces pertenecían a una
estructura en forma oval, observó que el objeto parecía estar hecho de
aluminio, tenía una pequeña pasarela alrededor y, debajo, algún tipo de tren de
aterrizaje. Aquel objeto flotaba a unos ocho pies sobre la superficie de la
carretera.
Preparándose
para llamar a su central, para informar del
incidente, el objeto se levantó
con llamas que se dispararon desde el extremo inferior para pasar casi rozando
el coche
Aunque
trató de mirar por la ventana o a través de los espejos, aquel aparato era tan
rápido, que no pudo comprobar que dirección llevaba. Decidió no llamar, por lo
que vio, y regresó a la estación de policía.
Después
al mirar el reloj de la estación de servicio, este marcaba las tres de la
madrugada. Pensó que dicho mecanismo no marchaba muy bien, así decidió mirar el
de su muñeca, ambos marcaban el mismo horario.
Estaba desconcertado, lo que
creía que eran solo unos minutos, desde que descubrió aquel extraño dispositivo,
había transcurrido una hora desde que avistó aquel extraño objeto
En
su informe, indicó que vio lo que creía que era un platillo volador. Después de
redactar su breve informe, advirtió que había una roncha roja en el cuello,
después le sobrevino un fuerte dolor de cabeza y se sintió enfermo. Decidió que
no volvería a trabajar hasta dos días después.
Los
meses pasaron, y hasta las oficinas de la Fuerza Aérea de los EE. UU., llegó un
informe, en el que constaba que un patrullero había visto un platillo volador y
que su testimonio de testigo ocular era válido.
La Comisión Condon de la Universidad de
Colorado, a la que se le asignó la tarea de investigar y desacreditar
principalmente los informes de ovnis, le pidió que viniera a Boulder Colorado
para volver a contar su encuentro con el ovni.
El
13 de febrero de 1968, tras ser interrogado por varios funcionarios, estos le
pidieron a Herbert, someterse a una hipnosis bajo la supervisión del psicólogo
de la Universidad de Wyoming, Leo Sprinkle.
Bajo
hipnosis, Schirmer recordó que, después de detener su automóvil cerca de aquel
cuerpo ovoide, el motor se apagó y su radio se quedó en silencio. Un punto
blanco emergió de la nave y pareció comunicarse mentalmente con él, evitando
que sacara su arma mientras intentaba hacerlo.
El
caso se cerró sin más. En cuanto a Schirmer después, llegó a ser el jefe de
policía más joven de la Zona.
Aunque
más tarde dimitió porque la abducción le había trastornado
Recabada información en :
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