La
peste antonina, 165-180 d. C., conocida también como la plaga de Galeno, 1, ya que
fue este famoso médico quien la describió, fue una pandemia de viruela 2 o
sarampión que afectó al Imperio romano
En
el invierno del 168-169, Galeno, se encontraba, entre las tropas romanas que
regresaban de una expedición, tras luchar contra el imperio seléucida (un
estado sucesor del Imperio de Alejandro Magno, en Mesopotamia
Todo
el grueso de la tropa esteba reunido, en Aquilea, en la costa adriática y según
anotaciones de Galeno, aquella enfermedad presentaba, los siguientes, síntomas:
fiebres, diarrea, inflamación de la faringe y erupciones secas en la piel.
En
la actualidad, algunos analistas creen que se puedo haber tratado de una
epidemia de viruela o sarampión.
El
historiador romano Amiano Marcelino informó que la plaga se extendió a la Galia
y a las legiones a lo largo del Rin. Y que fuese, con toda probabilidad, la
culpable de la muerte del emperador romano Lucio Vero, quien falleció en 169
como corregente de Marco Aurelio, el nombre de familia era
"Antonino". Así que a dicha pandemia se le conoció como la Antonina
Esta
afección duraría hasta el 180, o sea, quince años, convirtiéndose en una
mortífera pandemia, llegando a cobrarse, cinco millones de personas en todo el
Imperio.
Nueve
años más tarde, según el historiador, romano
Dion
Casio, la misma. enfermedad regresó, causando hasta 2000 muertes por día en
Roma, una cuarta parte de las personas infectadas.
Se
ha estimado que perecieron cinco millones en total, aproximadamente un tercio
de la población en algunas zonas, y, además, diezmó al ejército romano.
Galeno
la cita con brevedad en su tratado Methodus medendi, por lo que hay que
recurrir a otras referencias, repartidas entre sus voluminosos escritos,
refiriéndose a ella, como la plaga "grande" y de larga duración, aunque
no define claramente la naturaleza de la plaga,
William
McNeill, historiador y autor, conocido por su argumento de que el contacto y el
intercambio entre civilizaciones es lo que impulsa la historia humana, afirmaba
que la peste antonina y la peste de Cipriano posterior (251 - alrededor de 270)
fueron brotes de dos enfermedades diferentes, uno de la viruela y de sarampión
la otra, aunque no necesariamente en ese orden.
Debida
a tan severa devastación, sufrida por las dos plagas, en Europa, todo o algo,
puede indicar, que la población europea sufrió las dos plagas puede que la
gente no tuvo una exposición previa a cualquiera de estas enfermedades, que
proveía a los supervivientes de inmunidad.
Otros
historiadores creen que ambos brotes fueron de la viruela. Esta última opinión
parece más probable que sea correcta, dado que las estimaciones de la evolución
molecular dan al sarampión en algún momento después del año 500.
El
mundo antiguo nunca se recuperó del golpe asestado a ella por la peste que lo
visitó en el reinado de Marco Aurelio».
Durante
la campaña germana, Marco Aurelio escribió en griego su obra filosófica
Meditaciones. En un pasaje, el IX, 2, afirma que incluso la peste que le rodea
es menos letal que la falsedad, la mala conducta y la falta de un verdadero
entendimiento. Mientras agonizaba, Marco Aurelio pronunció estas palabras: «No
lloréis por mí. Pensad en la pestilencia y la muerte de tantos otros».
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