Puede parecer que ser caballeros en la Roma
antigua, era pertenecer a una casta noble, pes ya verán, nada más lejos de la
realidad
Se trataba de plebeyos, digamos que con una
fortuna intermedia, conseguida o acumulada por trabajos como: comerciantes,
agricultores o profesionales, llegando a ocupar cargos políticos de mediana
importancia.
Una cosa es ser caballeros y otra muy
distinta, pertenecer a la caballería del ejército romano, solo serás admitido,
si eres rico, además, tenías que traer el caballo, o utilizar los caballos del
estado
De hecho, constituían un grupo social
distinguido (caracterizados por un anillo de oro y una túnica bordada de
púrpura)
pero, aquellos fueron menos, y tuvieron que echar mano de soldados contratados, vamos, pagados
pero, aquellos fueron menos, y tuvieron que echar mano de soldados contratados, vamos, pagados
Permanecieron como una burguesía dedicada
no tanto a la compra y explotación de tierras, como a los negocios bancarios.
Como era de esperar, raras o pocas veces,
pudieron dedicarse a la política, pues los consideraban sin casta, sin
antepasados ilustres, que estaba formado por patricios
y plebeyos, con una gran
suerte. que tuvieron algún antepasado, que, en su tiempo, desempeñase alguna
función especial
Todo lo contrario, a los que pertenecían a
la orden ecuestre, la orden senatorial fue esta la nobleza de ustedes, formado
por patricios y plebeyos que tuvieron algún antepasado que hubo desempeñado en
su tiempo alguna magistratura cural (cónsul
Pretor,
Esta
nobleza senatorial es distinta de la nobleza patricia, y se va a confundir en
el Senado.
Los équites (del latín eques, equĭtis 'caballeros') eran los
que formaban una clase social de la Antigua Roma, conocidos allí como Ordo equester
('clase ecuestre'). En el curso de la historia este estatus social fue mudando
en honorabilidad y costumbres. En la época, en la que nos encontramos, la
imperial, los équites tenían derecho a llevar el angustus clavus: las dos
franjas de púrpura de dos dedos de ancho en la túnica como símbolo de su
posición.
Sin embargo, en tiempos de la monarquía con
el rey Servio Tulio, los ciudadanos muy ricos podían poseer dos caballos,
animal muy apreciado en la época y que resultaba muy caro de mantener.
Según lo ordenado por Servio Tulio, solo
podían llegar a ser caballeros los que alcanzaban una buena posición económica,
y claro con ella una determinada cantidad de bienes. Las centurias de los
caballeros se compusieron consecuentemente con las fortunas más importantes. Es
lo que se llamaba censo máximo.
Al mismo tiempo, que se les exigía ser
hijos de padres libres. La elección se solía hacer teniendo en cuenta todos
estos requisitos y entre las familias más antiguas.
Los équites formaban turmas de 30 hombres.
Cada turma estaba compuesta por 3 decurias de 10 hombres cada una. Sobre la
decuria mandaba un decurión.
En tiempos de paz eran los encargados de
mantener en buen estado a los pocos caballos (mil ochocientos aproximadamente)
que poseía el pueblo romano en carácter de propiedad del Senado y el pueblo.
En la época de la República romana, después
de la segunda guerra púnica, el grupo de los équites, se fue conformando, como
la combinación de personas emprendedoras, dedicadas a los negocios y que, a
través de las societates publicanorum, iban controlando los contratos estatales
de abastecimiento y obras públicas y la recaudación de impuestos en las
provincias, tareas que estaban vetadas a los senadores.
Según eran los gobernadores provinciales
senatoriales, en el ultimo tercio del siglo II a.C., así eran las diferencias
entre équites y senadores, que dificultaban los intereses de las societates
publicanorum,
Por ello designaron a los équites dos
derechos concretos, uno honorífico: sentarse en los espectáculos públicos en
primera fila junto a los senadores, y otro, mucho más importante: ser
convertidos en los jueces que constituían los tribunales de concusión,
encargados de enjuiciar las actuaciones de los gobernadores provinciales
senatoriales a petición de sus gobernados.
En fin, que la rivalidad entre senadores y
équites, se mantuvo durante todo el período final de la República y las Guerras
Civiles. Cuando Octaviano, convertido en dueño del mundo romano y en emperador
con el título de Augusto, se hizo con el poder, llevó a cabo la regularización
del orden ecuestre, asignando a los caballeros una serie de funciones
subalternas, pero muy importantes, en el nuevo esquema organizativo del
Imperio, creando para ellos un cursus honorum propio.
El rango, el reconocimiento y el anillo,
era entregado personalmente, de manos del emperador, quien seleccionaba entre
los ciudadanos romanos aquellos que pudieran demostrar una fortuna de 400 000
sestercios( más de medio millón de euros), y que normalmente procedían de las élites de las ciudades romanas
de las provincias; también los centuriones primo pilos y los prefectos de los
campamentos de las legiones accedían al orden ecuestre.
Desde la época de la dinastía de los
flavios, su importancia fue aumentando, pasando a desempeñar los prestigiosos
cargos de secretarios de la cancillería imperial. Aumentando en los siglos II y
III
Hasta el punto de que algunos emperadores,
como Macrino, eran équites y no senadores. En la época de Galieno, se
suprimieron en el ejército los cargos senatoriales, especializándose los
caballeros en los mandos militares.
Constantino I tendieron a fundir en un solo grupo a senadores y
équites, con lo que el orden ecuestre tradicional desapareció a finales del
siglo IV.
Recogida información en :
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