La mitología está llena de animales de
las diversas razas, entre ellas las aves, y en las que no podía faltar el ave Fénix,
cuyos orígenes, los encontramos en los relatos intrincados, de los antiguos
ritos egipcios.
Comencemos por decir que este pueblo
adoraba a un ave, el Benu, que tenía la forma de una cigüeña o una garza, la
cual estaba consagrada al dios del sol, Ra.
De decía de ella que el Benu, se creaba
así mismo. La cuna de su nacimiento fue el fuego sagrado que ardía en el templo
de Ra en Heliópolis y llevaba la corona de Osiris.
Ra tenía la dualidad, morir por la noche
y renacer con el alba, y Benu vivía y moría en Arabia, al este de Egipto, o sea
en dirección al sol naciente.
Estas fueron las noticias que le
llegaron a Heródoto, que lleno de desconfianza, no se negó a dejar constancia, en
sus libros de Historia, en el siglo V, una historia que le había sido contada,
en la que se afirmaba, que una joven ave custodiaba, el cuerpo sin vida de su
padre, en un huevo de mirra, para llevarlo a inmolar hasta Heliópolis
''Todavía existe otra ave sagrada, llamada
fénix. Yo sólo la he visto en pinturas; además visita a los egipcios, por lo
que dicen las gentes de Heliópolis, cada quinientos años; según ellos, va
cuando muere su padre.
Si es tal como la pintan, he aquí cuál sería su grandeza
y apariencia: las plumas de sus alas con un color de oro, y otras, de color
rojo vivo; por la silueta y el tamaño, se parece.
Existen varios cronistas clásicos, entre
ellos Tácito, que adornó este relato: preparar el mismo su pira funeraria,
construir un nido con hierbas aromáticas, prender fuego golpeando una piedra
con su pico.
No obstante, se dice que esta leyenda
fue creación cristiana
Se comenta que, en el Edén
originario, junto debajo del Árbol del Bien y del Mal, floreció un arbusto de
rosas.
Precisamente, en la primera
de ellas, nació un pájaro, de bello plumaje y un canto incomparable, y cuyos
principios le convirtieron en el único ser que no quiso probar las frutas del
Árbol.
Sucedió que cuando Dios
expulsó a Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, un ángel con una espada de fuego,
se encargó de conducirles hasta el término del Edén. Pero al pasar junto al
nido, una chispa de la espada cayó en el nido y el pájaro ardió al instante.
Casi al instante, de las
propias llamas, surgió una nueva ave, el Fénix, revestido de un plumaje digno
de un rey: alas color escarlatas, cuerpo dorado, el cual sumerge, en las aguas
frescas de un pozo, mientas entona una melodía tan bella, que hasta en carro
que llevaba el Dios Sol, se paraba para escucharle
El premio a su fidelidad al
precepto divino fue su inmortalidad, añadiendo otras cualidades como el
conocimiento, la capacidad curativa de sus lágrimas, o su increíble fuerza. A
lo largo de sus múltiples vidas
Y así su misión fue transmitir el saber que atesora desde su origen el Árbol del Bien y del Mal, y servir de inspiración en sus trabajos a los buscadores del conocimiento, tanto artistas como científicos.
El mito del Ave Fénix se extendió considerablemente entre los griegos, que le dieron el nombre de Phoenicoperus (alas rojas), apelativo que se extendió por toda la Europa romana.
Los primeros cristianos, influidos por los cultos helénicos, hicieron de esta singular criatura un símbolo viviente de la inmortalidad y de la resurrección
Ahora conozcamos, la versión de Ovidio " cuando el Fénix ve llegar su final, construye un nido especial con ramas de roble y lo rellena con canela, nardos y mirra, en lo alto de una palmera. Allí se sitúa y, entonando la más sublime de sus melodías, expira.
A los 3 días, de sus propias cenizas, surge un nuevo Fénix y, cuando es lo suficientemente fuerte, lleva el nido a Heliópolis, en Egipto, y lo deposita en el Templo del Sol”. Como el nuevo Fénix acumula todo el saber obtenido desde sus orígenes, un nuevo ciclo de inspiración comienza.
Finalizamos con otro final para esta mítica ave, en el que aparecerá el nido, el juego y su consumación, para proseguir de esta manera: Al día siguiente, se observaba entre las cenizas, una diminuta criatura parecida a un gusano.
Al segundo final crecían las plumas y adquiría una reconocida imagen de un pájaro. Al tercero emergía el Fénix completamente emplumado y listo para volar.
La historia ofrecía una imagen que los defensores de la cristiandad vieron en ella cierto paralelismo con la resurrección de Cristo y una metáfora del renacimiento espiritual
Recabada información en :
El bestiario fantástico de Tony Allan
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