Aunque el señor Albert Pierrepoint,
trabajase, una buena parte de su existencia, como un normal dependiente de una
verdulería y en el bar de su propiedad, no por eso, dejó de tener otra clase de
trabajo que no tuvo ninguna relación con las dos anteriores, aunque fuese de
manera eventual, sin cargo oficial, pero fue lo que le hizo pasar a la
Historia.
Vamos por el principio. Henry Pierrepoint.
Hijos Thomas Pierrepoint y Albert Pierrepoint, fue el pionero de esa familia,
en dedicarse a la profesión de verdugo, desempeñando dicho cargo por espacio,
solo, de una década. El motivo no fue otro que ir totalmente borracho un día que
había una ejecución.
Después le tocó el turno a Thomas
quien se encargó de ir aleccionando, durante 37 años, a su hermano sobre el
arte de colocar la soga en el cuello del condenado. Cuando Thomás se retiró, había
cumplido los 70.
Además, Albert, durante la
Segunda Guerra Mundial, tuvo la oportunidad de ir atesorando experiencia, pues
su hermano le propuso como su asistente. La desgracia fue, que Henry, su padre,
nunca vio trabajar a su hijo, pues falleció diez años antes de que su retoño,
demostrase su valía.
COMIENZOS
Con 27 años, un 26 de septiembre
del año 1932, Albert Pierrepoint, es nombrado verdugo asistente en la prisión
de Strangeways, en la localidad de Manchester, Inglaterra. Y tuvo que
desplazarse hasta Dublín -irlanda, para efectuar su primera ejecución.
Los años pasan inexorablemente,
bueno dejémosles en una década, y ya vuestro verdugo, era Verdugo Oficial de la
Gran Bretaña. Como a Albert, le gustaba pasar desapercibido, fue discreto en su
trabajo, aunque, esta vez, años después, se transformase en toda una celebridad
Debemos citar a un archiconocido
mafioso, Antonio Mancini, a quien Albert colocó el lazo el 17 de octubre de
1941
Cuatro años después, 1945, tuvo
que desplazarse a Alemania, para ejecutar a Josef Kramer, apodado la ‘Bestia de
Belsen’. Su currículo: comandante del campo de concentración de Bergen-Belsen,
habiendo colaborado antes en Auschwitz.
El señor Kramer no se fue solo,
le acompañaron 12 oficiales nazis, entre los que se encontraban, Irma Grese,
por desgracia conocida por golear con el látigo a los prisioneros judíos
mientras caminaban rumbo a la cámara de gas.
Se comentan, que cuando el señor Pierrepoint,
finalizó “su trabajo” habían pasado por el cadalso unos 200 prisioneros de
guerra nazis.
Nuestro personaje era tan metódico,
en este trabajo, que aún se conservan varios de los objetos utilizados en su
oficio
Entre ellos una caja que era su
compañera fiel, en la que guardaba: un lazo, una capucha, un par de esposas,
correas para sujetar los pies, una soga y la manija que accionaba la trampa del
cadalso para dejar suspendido en el aire el cuerpo del ahorcado
Así mismo, en un pequeño cuaderno,
utilizado como diario, apuntaba los nombres de las víctimas, sus edades, el peso,
e incluso, como quedaba el cuello del ahorcado, tras el castigo. Lo que nunca
indicó fue el análisis final del cadáver, por considerarlo de pésimo gusto.
Antes de continuar, decir, que
esta profesión, la guardó como oro en paño, o sea en secreto, eso a pesar de
que tenía que ausentarse de la verdulería y del bar, al final atendido por su
esposa, que no se enteró de lo que era su marido, hasta que un reportero alemán,
intentó entrevistarlo, por la participación que tuvo en la ejecución de los
nazis en 1945. Pero Albert se negó y no fue despedido ni amonestado.
El tiempo pasa, y nuestro verdugo
va cumpliendo años en su trabajo, unos 24 repitiendo el mismo hábito: mirar a
los ojos de los condenados, atarles de pies y de manos, para por último cubrir
sus rostros con la caperuza.
Otra curiosidad es que llevaba
siempre una botella de whisky en la eventualidad de que el condenado necesitara
de un trago para enfrentar de manera decorosa a su sombrío destino.
Ejecuciones
Más de 400 personas, lo que le
llevó a ser considerado por el gobierno inglés “el verdugo más eficiente”. A
eso había que añadir lo eficaz que era en su trabajo, a tanto llegó que ejecutó
a un reo en tan solo siete segundos. Y en otra ocasión, llegó a colgar en 24 horas,
a 27 hombres acusados de criminales de guerra
Problemas
Las fallas del sistema de justicia,
se tradujeron en errores en las ejecuciones, por lo que cada vez se volvía más
complicado el trabajo
Existieron casos muy polémicos,
como el ahorcamiento de Derek Bentley, un joven de 19 años diagnosticado con la
edad mental de un niño de 11 años, implicado en el asesinato de un policía.
La última mujer en morir en la
horca fue Ruth Ellis, acusada de matar a su marido el 13 de julio de 1955.
Cientos de personas protestaron fuera de la prisión de Hollowa
Un año después Albert Pierrepoint
renunció a su puesto como verdugo oficial debido a un percance con un pago. Un
condenado a muerte había sido indultado pero los encargados de la prisión se
negaron a pagarle.
Aún se realizaron 37 ejecuciones
más en el Reino Unido, y cinco años después, en 1969, la pena de muerte quedó
abolida.
A pesar de que en 1950
Pierrepoint había defendido las ejecuciones en la horca, al considerarlas
rápidas e indoloras, en sus últimos años de vida criticó la pena de muerte.
Los que conocieron, contaban, que
jamás se jactó de ser un verdugo. Y que estaba años luz, de ser un monstruo
Nunca habló a nadie de su trabajo.
Es más, tenía prohibido hacer chanzas a sus asistentes, sobre los cadáveres de
los condenados
Tras abandonar su labor como verdugo a los 51
años, Pierrepoint se dedicó́ a atender su bar y murió́
en un asilo a los 87 años.
Recogida información en:
https://es.wikipedia.org/wiki/Albert_Pierrepoint
https://dam.muyinteresante.com.mx/wp-content/uploads/2019/11/verdugo-ingle%CC%81s.jpg
https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEgPp1Wds-N79htVg7LCENo0GfFrIq9cOccBkQVwZuOmN4UuoxGNRhiuHgziKX-RV9mB5I2odAOudvSoZzt4-5DRrhKJlFNUYvIM-GtL3TkGsnxgUw6NUpxjqELwcWt5BVm3la0zQ04VUNWKy4E4xs_07VlrCm4ygkcJQpMYjyyH3Ngdc0k=
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