Hablar de
Palermo, es hablar de una ciudad mediterránea, llena de monumentos que recuerdan
su espléndido pasado y dueña de un sutil encanto decadente que atrae a miles de
visitantes cada año.
Dichas
catacumbas son de índole ceremonial, situadas bajo el convento de la Orden de
los Hermanos Menores Capuchinos, que fue originalmente un cementerio en el
siglo XVI, y en el que los frailes excavaron criptas subterráneas.
Cuando el
visitante o los visitantes descienden la docena de peldaños que lo conducen
hasta las seis cámaras subterráneas que se extienden bajo el convento, recorrerán
los pasadizos repletos de cadáveres (cerca de 8.000, y de ellos, unos 850 son momias)
todos ellos portando el cartel identificativo correspondiente.
Los
difuntos se dividen en distintas cámaras según su edad, sexo o actividad:
niños, mujeres, varones, frailes, sacerdotes, profesionales.
¿Por qué
se exponen los cadáveres de estas personas de este modo? ¿Quién decidió llevar
a cabo esta insólita práctica y cuándo se inició? Ahora mismo se lo contamos
La
historia de las catacumbas palermitanas se remonta al 1599, cuando los frailes
capuchinos constituyeron los subterráneos bajo el convento, como lugar de
reposo para los hermanos difuntos. El primero en ser sepultado allí, se llamaba
Silvestro de Gubbio
Cuando
los frailes necesitaron ampliar el recinto, para su sorpresa observaron que
unos 40 cuerpos, estaban en un excelente estado de conservación, por lo que lo
atribuyeron el fenómeno, a las corrientes de aire que había, a la química del
suelo y a la sequedad ambiental.
Los religiosos,
buscaron para preservarles mejor, a pesar de las buenas condiciones del
subterráneo para la conservación de los cuerpos, usar técnicas de momificación
artificiales.
Es de ley
decir, que, en sus orígenes, las catacumbas estaban destinadas solamente para
el sepelio de los frailes, aunque con el paso de los años las familias
palermitanas solicitaron que sus familiares fallecidos fueran depositados en
las mismas.
A día de hoy,
las catacumbas se han convertido en una atracción turística de Palermo.
Si hemos citado al primer “huésped” de las catacumbas, lógico es citar, a uno de los
últimos cuerpos en ser enterrados. Se trata de una pequeña de solo dos años, llamada
Rosalía Lombardo, cuyo cuerpo está prácticamente intacto gracias al magnífico
proceso de embalsamamiento al que fue sometido por el profesor Alfredo Salafia.
Y de cuya historia, ya hablaremos
https://es.wikipedia.org/wiki/Catacumbas_de_los_Capuchinos
https://panormus.es/Palermo/Zona-oeste/Catacumbas-de-los-Capuchinos-imagenes/interior-catacumbas.jpg
https://i.ytimg.com/vi/0f3A-yxtDto/maxresdefault.jpg
https://imgs-akamai.mnstatic.com/99/08/9908285eb021c40ef95ecb450bf8c764.jpg
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https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/00/Palermo_Rosalia_Lombardo.jpg
https://www.nuevatribuna.es/media/nuevatribuna/images/2018/02/04//2018020413412576886.jpg
http://www.turismo-sicilia.es/wp-content/uploads/2013/06/catacumbas-palermo.jpg
https://cdn2.upsocl.com/wp-content/uploads/2017/11/catacumbas-capuccinos-02-2.jpg
https://img7.xooimage.com/files/7/9/2/13-de30aa.jpg
https://i.pinimg.com/originals/35/94/9b/35949b034b3fdb7d03ad3cf0d81c05b7.jpg
https://javitour.com/wp-content/uploads/2016/06/que-ver-en-Palermo-1_opt.jpg
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/ed/Palermo02_flickr.jpg