Desde la llegada del hombre a la Tierra no a la luna, la
cantidad de ideas, que se le pasaron por la mente, para conseguir esposa. Por
ejemplo, entrar en la primera cueva y raptar a la primera fémina que pillase.
Los siglos pasan y también pasa la forma de encontrar esposa.
La Roma de los césares
Aquí, es el padre, quien se dedica a localiza una esposa o esposo,
para su hijo o hija, sin importarle, si iban congeniar o si se tirarían los platos
a la cabeza, vamos que fuesen felices, ya que se trataba de un simple trámite
comercial entre las familias, que no finalizaría, hasta que la mujer, por el
interés familiar, pasase incluso por varios matrimonios.
Con el paso del tiempo, se impuso el modelo de mujer univia,
es decir, aquella que sólo ha tenido un marido en su vida
Los griegos del Partenón
Los matrimonios eran arreglados por lo general por los padres,
y los agentes matrimoniales profesionales se utilizaban de mala gana.
Un hombre elegía a su esposa sobre la base de tres elementos:
la dote dada por el padre de la novia, su presunta fertilidad y sus capacidades
como tejedora o en otro quehacer femenino
Según las leyes espartanas, si un
hombre no se casaba antes de la edad de treinta y cinco años era castigado no
solo con la atimia (pérdida de derechos civiles), sino también con sanciones
financieras, y afirma expresamente que, en la elección de una mujer, cada hombre
debe considerar los intereses del Estado y no su propio placer.
En la Edad Medía y por más señas, en la Europa de
Leonor de Aquitania, cuya influencia fue enorme en la difusión de la poesía por
Francia e Inglaterra , llegándose a convertirse
en una moda, donde los nobles componían
poesías en las que se entregaban a una dama en concreto o hacían alusiones al
amor y al sexo.
Aunque por amor, bien pocos nobles se casaban. Un matrimonio
por amor era privilegio sólo de pobres.
En la India, los matrimonios están arreglados. Son los padres
quienes eligen la pareja. Se busca novio teniendo en cuenta la edad y posición
económica de la otra parte.
En el proceso de búsqueda de novio, los padres de la novia,
deben aclarar cuál es el dote (suma de dinero, alhajas o tierras) que ofrecen.
Si el valor es muy inferior, correr en el riesgo de que nadie
acepte a su hija, y una hija soltera es una humillación. Además del dote , la
familia de la novia debe hacerse cargo de los gastos de la boda. Por eso,
muchas veces la mujer es vista como una carga económica.
En la antigua China cuando un joven llegaba a cierta edad, los padres decidían que ya era tiempo de buscar pareja para su hijo, pero no era cuestión de buscar a una persona cualquiera, ya que se hacía pensando en continuar la línea ancestral y crear alianzas entre familias
Cara a cara, cada familia evaluaba la posición social, aspecto
físico, educación y carácter de cada uno. Si ambas familias estaban satisfechas
entonces se procedía al ¨dinghun¨
Una vez terminada la charla, se fijaba la fecha de entrega de
los obsequios, en forma de compromiso y día de casamiento.
Estados Unidos la época de lejano Oeste. Fueron
famosas las caravanas de mujeres en busca de marido, entre las que se encontraban,
solteras, divorciadas y viudas con hijos.
Soportando el calor del día. Los caminos polvorientos. Las mortíferas
serpientes o el ataque de los indios.
Estados Unidos durante la Guerra Civil entre el Norte y el Sur
En ella, fallecieron más de 600.000 hombres, originando un
número desmedido de mujeres casadera, por lo que algunas de ellas, se hicieron llamar
“novias por correo”, sin importarles viajar a la América, qué menos les
agradaba , pero donde había escasez de féminas.
De entre todas, estas protagonistas, sacaremos a la luz, la
increíble historia de Eleanor Barry una “novia por correo”.
Eleanor Barry nació en California. Desde la muerte de sus dos progenitores,
unos vecinos se compadecieron de ella, y le llevaron a vivir con ellos. Eleonor
trabajaba como maestra de escuela.
Como hemos comentado anteriormente, en los años posteriores a
la Guerra de Secesión, en las zonas más pobladas de los EE.UU. había una gran
escasez de hombres con los que contraer matrimonio, método, principal de
subsistir de las mujeres de la época.
1873. Eleanor tiene 22 años, y se encontraba ojeando la “San
Francisco Magazine” cuando vio un anuncio en el que un tal Louis Dreibelbis, de
profesión minero en Grass Valley, California (anteriormente Centreville, ciudad
ubicada en el condado de Nevada, en el estado estadounidense de California), y
en posesión de una considerable fortuna, buscaba una esposa para compartir su
vida.
Por espacio de tres meses, se intercambian cartas, y al cabo
de este tiempo, deciden poner fecha a la boda.
El día de la partida llegó. Y Eleanor se despide de las personas
que la cuidaron y de su trabajo de maestra. Guardó su vestido de novia y otras
prendas en un baúl y tomó un tren camino de Grass Valley.
El viaje era tranquilo, hasta que el tren se para. A él suben
cuatro hombres armados, que lo que quieren es hacer volar la caja fuerte que se
encontraba en el vagón de equipaje.
Eleonor, suplicó al jefe de la terrorífica banda que le
permitiese sacar su baúl, pues en él iba todo su ajuar. Los cuatro la miraron,
solo el que tenía una extraña cicatriz dentada en la muñeca, se compadeció de
ella y le permitió retirarlo.
El resto del equipaje de los viajeros voló por los aires
cuando explotó la caja fuerte.
Al llegar a su destino, junto con los otros viajeros, denunció
el asalto. Después, Eleanor se instaló en un hotel que había reservado su
prometido, el cual lamentablemente había tenido que ausentarse.
Al día siguiente la joven se cambió de vestido para bajar al
salón donde se celebraría en enlace.
La puerta se abrió para dar paso un hombre. Ese fue el momento,
en que la “novia por correo” conoció a su futuro marido, el minero Louis Dreibelbis.
La joven quedó un tanto decepcionada por la edad de Louis, aunque su voz le
resultó extrañamente familiar.
Una vez dieron su consentimiento, Louis se dispuso a firmar el
certificado matrimonial, cuando Eleonor observó en su muñeca la cicatriz
dentada que tenía el bandido del tren.
Gritando y llorando, subió las escaleras, para refugiase en su
habitación. Louis que sí la había reconocido desde el principio, pero pensaba
que ella no lo haría, y escapó del hotel.
Al día siguiente Eleanor explicó que no recordaba ninguna boda
y que lo había meditado mejor y no quería contraer matrimonio.
Compasivos, el ministro que los había casado y la dueña del
hotel, creyendo que tenía un trauma por el asalto al tren, consideraron el enlace
como no celebrado.
Eleanor volvió a su pueblo. - He decido no contraer
matrimonio, pues Louis, no era lo que yo esperaba--, explicó a los amigos que
la cuidaron.
Por desgracia, en bueno de Louis Dreibelbis, unos meses más
tarde, es detenido y la historia de la boda salió a la luz.
Eleanor, avergonzada, intentó suicidarse, pero fue rescatada a
tiempo. No se sabe que ocurrió después con la chica, aunque los historiadores
creen que se recuperó del desengaño y volvió a casarse.
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