Iván VI,
Zar de Rusia, de la convulsionada familia Romanov, junto a las fechas, en su
árbol genealógico 1740 y 1764, aunque poco o casi nada se sabe de su corta
existencia, y de su repentina desaparición.
Animados
por la idea de conocer más sobre Ivan VI, un grupo de historiadores y
arqueólogos se unen para localizar los posibles restos de un varón joven con
una señal inequívoca, un orificio en el omóplato izquierdo, producto de un espadazo.
Ivan, fue el hijo mayor de Anna Leopóldovna y del duque Antonio Ulrico de Brunswick- Wolfenbuttel, nacido dos meses después del fallecimiento de Ana I, tía de su madre, que no tuvo descendencia convirtiéndose en emperador de Rusia con tan solo uno meses de vida. Cuando Ana I
falleció su sobrina Anna tenía catorce años.
El camino
hacía el trono ruso, de Iván, así como su vida no estuvo exento de contrariedades
y fatalidades, como las que le llevaron a la muerte a su tía abuela Ana I, sus
excesos y su gran obesidad
El
pequeño zar, quedará bajo la regencia de Ernest Johan von Buhren, amante de la
fallecida emperatriz, que fue influyente personaje en la corte rusa.
Pero no
lo consiguió, pues Anna y su esposo, muy descontentos con la decisión,
finalmente organizaron un golpe militar. Ana Leopóldovna fue proclamada regente
y Von Biron fue mandado al exilio, del que no volvió hasta el reinado de Pedro
III (1761-1762).
Anna se
ve incapaz de llevar las riendas de su cargo, así que delega, primero en Von
Münnich y, luego, al conde Ostermann, otro noble de la corte de origen alemán,
las riendas de Rusia
Todo
aquel caldo de cultivo, propició que la glotona y obesa (se ve que de familia
le venía) hija del difunto Pedro el Grande, llamada Isabel Petrovna, rusa por
los cuatro costados y sin sangre alemana como la que corría por las delgadas
venas del diminuto emperador, entre en escena
Isabel lo
primero que hizo tras su victoria, fue arrestar a Ostermann, a Iván VI, a sus
padres con toda su corte, Aunque en un primer momento, condenase a Ostermann a
la pena de muerte, la conmutó por el exilio perpetuo.
El
destino de Anna y de Antonio Ulrico sería las gélidas tierras de Siberia, pero Isabel,
tras pensárselo, consideró que, una vez libres en el extranjero, podrían
amenazar su poder desde allí, por lo que toda la familia resultó encarcelada, incluyendo
al inocente Iván
¿Recuerdan
ustedes lo que hacían los egipcios para borrar de la memoria de aquel, este u
otro faraón? Destruir todas las estelas, así como grabados y papiros, que
llevase el nombre del susodicho faraón.
Y eso fue
lo que hizo Isabel en 1741. De primeras exigió más que ordenar, a su pueblo,
que entregasen todas las monedas que tuviesen con la imagen de Ivan VI. Una vez, supuestamente recogidas las monedas,
estas son enviadas a refundición.
De segundas,
emite otra orden: eliminar todos los retratos del antiguo emperador y sustituir
todos los documentos (pasaportes, contratos comerciales, etc.) que llevaran su
nombre.
Un año más tarde En 1742, la antigua familia
real fue trasladada en secreto desde la cárcel a la fortaleza de Daugavgrīva,
en los alrededores de Riga.
Dos años después, fueron enviados a la
fortaleza de Oranienburg (ahora Chaplyguin), a unos 400 kilómetros de Moscú.
Como el lugar no le pareció muy seguro a la emperatriz,
la familia fue trasladada al norte de Rusia, a la localidad de Jolmogory, en la
región de Arjánguelsk. Tantos viajes afectaron mucho la salud de Ana
Leopóldovna, quien, en 1746, a la edad de veintiocho años, falleció.
Sucedió
que cuando la familia llegó a Jolmogory, Iván, con poco más de seis años de
edad, fue separado para siempre de sus padres y mantenido aislado. En 1756
tampoco el “refugio” en Jolmogory le pareció lo suficientemente seguro a Isabel
I, que seguía temiendo un golpe de Estado.
Así que Iván
fue trasladado entonces a la fortaleza de Shlisselburg, a treinta y cinco
kilómetros de San Petersburgo, y encarcelado en una celda solitaria. Allí su
existencia tiene mucho en común con la obra de Alejandro Dumas “El hombre de la
máscara de hierro”
Y decimos
que tiene puntos en común, pero no en el de portar, por parte de Ivan la máscara
de hierro, ese objeto de tortura, pero si el de confinamiento más estricto, sin
permiso de visitas ni contacto alguno con ser humano. Llegó a perder su nombre
para dar paso a “cierto preso
A pesar
de todo esto, los documentos testimonian que Iván conocía la escritura, sabía
de su origen imperial y soñaba con vivir tranquilamente en un monasterio.
No es de
extrañar que los años vividos en aquella horrible prisión, le pasasen factura,
puesto que comenzó a dar señales de trastorno mental, mientras que sus guardianes
decían que únicamente fingía.
Isabel I
fallece y le sucede Pedro III, en 1761 las condiciones carcelarias para Iván VI
no cambiaron. Aunque en política
exterior si se dieron y los enemigos de Pedro III estaban más que hartos de
dichosos cambios.
Una noche,
Pedro estaba completamente ebrio e insultó a su esposa Catalina acusándola de
adulterio y obligándola a retirarse al palacio que tenía en San Petersburgo. Después
su esposa conspiraría contra él, pero no recibió castigo alguno por ello.
1762 con
sus tropas se dirige a San Petersburgo, mientras que Catalina, por su cuenta,
estaba organizando el alzamiento de la Guardia Imperial, logrando la victoria y
subir al trono como emperatriz de Rusia, obligando a su esposo a abdicar
Pedro III
solicitó a Catalina el permiso para regresar a Holstein junto con su amante Elizabet
Vorontsova. No obstante, Catalina y sus
cortesanos se daban cuenta del peligro que podría representar el monarca
desterrado.
El siete
de julio de 1762 los súbditos de la emperatriz rusa recibieron la noticia de
que el emperador destituido había fallecido “por problemas hemorroidales
derivados del abuso del alcohol”.
Si
Catalina la Grande, como será conocida por la Historia, creyó que nadie se iba
a fijar, en que su difunto marido llevaba un pañuelo cubriéndole la garganta,
se equivocó, pues era más que evidente: por la forma, en que parte del cuello estaba
ajustado, así como lo llamativo de su color. Motivo por el cual, los pocos
asistentes al sepelio, susurraron, que la prenda podía ocultar las marcas de
estrangulamiento: supuestamente, el emperador habría muerto a manos de los
hermanos Orlov.
Pero Catalina
oficialmente no estuvo presente en la ceremonia fúnebre, aunque algunos de sus contemporáneos,
afirmaron, que se despidió de su cónyuge en secreto. El ex emperador fue
enterrado en el panteón del cementerio de Alejandro Nevski de San Petersburgo.
Se cuenta
que la propia emperatriz visitó a Ivan comprobando que su comportamiento era
propio de un loco, así que no hizo nada por él.
Mientras
Iván VI estuvo encarcelado, sus leales y los de su hermana, intentaron numerosas
veces su liberación, por la fuerza. El último ocurrido en 1764, le trajo
nefastas consecuencias
Sucedió.
que el subteniente Vasili Miróvich, al saber que “cierto preso” era el
derrocado emperador ruso, organizó una revuelta en la que convenció para
participar a una parte de la guarnición. El intento fracasó
La
respuesta a la demanda de Miróvich de capitular, la dieron sus carceleros
apuñalando a Iván VI, quien murió antes de cumplir veinticuatro años. Solo
después entregaron el cuerpo a los vencedores.
Los
carceleros tenían una orden dada enérgicamente por Catalina la Grande “Matar a
Iván VI frente a una amenaza real”. Aquel ordenamiento especificaba que los
carceleros tenían que acabar con la vida del preso, incluso si les era
presentada una orden de liberar a la joven firmada por la emperatriz misma.
La emperatriz
mandó detener a Vasili Miróvich para que fuese decapitado, condena que se llevó
a cabo en septiembre de 1764.
Como era de suponer, los historiadores estaban seguros de que “cierto preso” estaba enterrado en el territorio de la fortaleza de Schlisselburg.
Sin embargo, la práctica totalidad de las tumbas de los presos de Shlisselburg son anónimas. Los demás emperadores rusos, a excepción de Pedro II, yacen en la catedral central de la fortaleza de Pedro y Pablo en San Petersburgo.
En el 2010
y en los alrededores de la iglesia de la Asunción de Santa María en Jolmogory,
localidad donde el joven pasó doce años preso, los arqueólogos hallaron los
restos de un hombre joven con un orificio en el omóplato izquierdo producido
por una espada.
Los
expertos admitieron entonces la alta probabilidad de que los restos
pertenecieran a Iván VI. No obstante, hasta ahora esta versión no se ha podido
demostrar.
https://es.wikipedia.org/wiki/Iv%C3%A1n_VI_de_Rusia
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https://thumbs.dreamstime.com/b/fortaleza-de-daugavgrivas-116177575.jpg
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