Estimada dama, solo dos letras, aunque yo ya he contado más, para decirle que buena la lió en señor Da Vinci cuando él le pintó. Estará contenta de su fama, bueno, de la fama de su sonrisa, pues quizá sin ella, quien sabe hubiese pasado desapercibida.
Así y todo, enamorados no le faltan, que hubiese pensado su
esposo, si es usted quien dicen que es, la esposa de Francesco Bartolomeo de Giocondo,
si este levantase la cabeza y comprobase que amantes no le faltan, posiblemente
hubiese montado en cólera
Pues bien, Lisa Gherardini, si no le importa le llamaré así,
es más entrañable. Verá usted, todo el halo de misterio que la rodeaba, se ha
roto en mil pedazos, pues su enigmática sonrisa motivada por ¿un embarazo? Su
falta de cejas y pestañas ¿de moda entre las jóvenes de aquella época?, ahora,
van los entendidos y dicen que usted estaba enferma de tiroides.
Claro que no lo digo yo, es un señor, que se llama Mandeep
Mehra, y es el director médico del hospital Heart & Vascular Center para
mujeres de Brigham (Boston, que ha llegado a esa conclusión por la inclinación
de su boca, la finura del cabello o el cuello y las manos hinchadas.
Con ello se descarta, que usted podría haber padecido alguna
enfermedad del corazón, porque si lo hubiera sufrido es poco probable que usted
no hubiese vivido hasta una edad tan avanzada (63 años) dados los limitados
tratamientos disponibles en el siglo XVI en Italia".
Finalizo, mi misiva, agradeciéndola, que el señor Da Vinci,
el muy ladino, supiese crear un truco, que permitiese que su sonrisa la veamos
mejor con nuestra visión periférica, o sea que, para verla sonreír, tenemos que
mirarla a los ojos o ha cualquier parte de cuadro, de modo y manera que sus
labios queden en el campo de visión periférica
Sólo una pequeña demostración del talento de uno de los más
geniales artistas de todos los tiempos.
Quedo a vuestra merced usted muy señor mía
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/b/bb/The_Isleworth_Mona_Lisa.jpg/283px-The_Isleworth_Mona_Lisa.jpg