En
muchas ocasiones, cuando en una película de misterio, ha habido un crimen, al
final, el asesino, es el, menos sospechoso.
Sucede
lo mismo, con el personaje, que llenará, esta cuartilla, con las líneas y las
páginas de su vida “y obras”, pues nadie puede sospechar, que tras de la figura,
de un entrañable abuelo, que pasaba de los 65 años, se escondía un auténtico …
monstruo
Albert
Fish nace en 1870, en el seno de una familia, con, innumerables, casos, de
perturbación mental.
Su
madre fue 45 años, menor que su esposo, lo vio morir, cuando Albert, contaba
tan solo 5 años, creía escuchar voces extrañas cuando transitar por las calles,
y dos de sus tíos, están internados en un psiquiátrico, además una hermana
demente y un hermano alcohólico. Y así, un largo etc.
Al
pequeño Albert, le atrae el sadomasoquismo, y su máxima diversión, consiste en
infringir dolor, a los demás, ante todo, a él mismo . Lee con avidez, a la vez que colecciona,
aquellos artículos de crímenes, insertados, en la prensa, si se trata, de
asesinos en serie, caníbales, a los que se siente, muy unido.
Su madre, quiere evitar a toda costa, que su
hijo termine transformándose en un homosexual, por lo que le busca una novia,
10 años menor que él, al final, ambos aceptar contraer matrimonio. Su unión fue
bendecida con 6 hijos, en un tiempo récord.
Cumplidos
los veinte años, se dedica a la prostitución, homosexual, en Washington, donde
comete sus dos primeros delitos: la violación de un menor, y el asesinato de su
primera víctima
Es
en aquella época, cuando dan comienzo sus alucinaciones, todas de tipo
religioso, obsesionado con la idea del pecado, no existiendo otra vía para el
perdón, que del sacrificio personal y el dolor: automutilándose. comienza a
sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive.
Fue
detenido, oficialmente, 8 veces: por tentativa de estafa. Por robo. Por pago de
cheques sin fondo y por el envío de cartas obscenas, a los anuncios de agencias
matrimoniales, en los periódicos
La
paranoia, le hace afirmar que es Cristo, y habla son San Juan. Siendo el mismo
Dios, quien le ordena cometer sacrificios humanos
Aquellas,
voces, le llevan que le internen, tres veces en un hospital psiquiátrico, en el
no dura mucho, pues los médicos han considerado, que no es peligroso, ni
siquiera está loco, simplemente, sufre una personalidad sicopática de carácter
sexual.
Nadie
puede creer, que, a pesar de todos los delitos, cometidos, la policía
metropolitana de la ciudad de los rascacielos, lo inculpan por asesinato, seis
años más tarde.
Cuando
uno escucha palabras como las que vienen a continuación, se le hiela la sangre
en las venas:
"Escuchaba
voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de
interpretarlas con mis lecturas de la Biblia... entonces supe que debería
ofrecer uno de mis hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de
las abominaciones y los pecados que he cometido. Tenía visiones de cuerpos
torturados en cualquier lugar del Infierno..."
1935
trece de diciembre. Una carta de puño y letra de Fish, enviada, a la madre de
la víctima, a la que había secuestrado y asesinado posteriormente, donde relata,
sus aficiones por el canibalismo, y que es lo que le hizo decidirse a probar
carne humana, por vez primera, con el cuerpo de su hija,
CARTA
DE ALBERT FISH
Querida
señora Budd:
Hace
algunos años, mi amigo el capitán John Davis, zarpó de California hacia Hong-Kong,
que por aquel entonces padecía los problemas del hambre, las calles se habían
vuelto muy peligrosas para los niños entre 9 y 12 años porque tenían la
costumbre de matarlos y cortarlos en pedazos y vender su carne como alimento.
Antes
de zarpar mi amigo, raptó a 2 niños los mató, cortó en pedazos guisó su carne,
y se la comió.
Esa
es la razón de que hace algunos años yo acudiera a su casa el 3 de junio de
1928 con el pretexto de acompañar a su hija a la fiesta que daba mi hermana me
la llevé a una casa abandonada, que había en Westcher County donde la
estrangulé la corté en pedazos y comí parte de su carne, tranquila no tuve
relaciones con ella, murió siendo virgen.
Aquella
mujer a duras penas pudo final de leer aquella carta, pues sufrió un gran
shock. Acto seguido, se pusieron en contacto con la policía, que, tras
investigar, consiguieron, localizar, de donde procedía la misiva y detener al
responsable de la misma.
Durante
los interrogatorios, la policía que ya está curada de espanto, no daba crédito
a lo que sus oídos escuchaban. Autor de otros muchos crímenes, y demás
aberraciones, canibalismo, y vampirismo. Aquel deseo que no podía evitar: comer
carne cruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de, “el Maníaco
de la Luna".
Como
contaba, con todo lujo de detalles, lo que tormentos hacía con sus víctimas. Y
como a un muchacho que mendigaba por la calle, después de raptarle, de aplicarle,
toda clase de suplicios, determinó por dejarle libre y darle una pequeña
cantidad de dinero (10 dólares)
Durante
el juicio, se reafirmó, en su declaración, de descuartizar el cuerpo de la
pequeña. “No soy un
demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo".
Al
psiquiatra, que llevaba el caso, le habló, que se veía obligado a torturas,
matar niños y comérselos, por orden divina.
Sus
propios, contaron al tribunal, cómo habían visto a su padre golpeándose el
cuerpo, si ropa, con tablones claveteados hasta hacer brotar sangre.
Quedó
probado, durante el juicio, al que fue sometido, las perversiones realizadas a
más de 100 niños, asesinando a 15 de ellos. De su deseo irrefrenable, por
hacerse daño, lo que le llevaba al paroxismo. En una radiografía, se descubrió,
que, en el interior de su cuerpo, estaban alojadas 29 agujas algunas de las
cuales, llevaban tanto tiempo, que estaban comenzando a oxidarse
La
aceptación de todos los cargos que se le imputaban, dio con resultado, una
sentencia: condenado a morir en la silla eléctrica, ejecución que se lleva a
cabo en el año 1936, en la prisión de Sing Sing
Con
su muerte, se llevó el secreto, el número exacto de personas a las que había
matado
Ni
tampoco los psicólogos, se ponen de acuerdo en ello, puesto que unos dicen que
posiblemente rozasen el centenar, otros, solo cincuenta. Y los 15 niños que asesinó, la gran mayoría, procedían,
de las capas más pobres de la población.
"Que
alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que
todavía no he experimentado..."
https://es.wikipedia.org/wiki/Albert_Fish
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/81/Albert_Fish_1903.JPG
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