¿Recuerdan
ustedes que en los contratos matrimoniales entre reyes y sus prometidas, en
otras épocas, en estos se exigía un retrato de la futura esposa?
Estamos
en la corte española del rey Felipe V de España, cuyo hijo Fernando, de tan
solo 12 años, tal y como lo habían pactado su padre, y el rey Juan V de Portugal,
tendría como esposa, a la hija del rey portugués de nombre Barbara de Braganza
Y aquí
llegamos a lo citado en un principio, pues mientras que se negociaban los
esponsales, la corte española pidió a la portuguesa que enviara algún retrato
de la futura esposa.
No obstante,
el retrato no llegaba, todo eran excusas. ¿El motivo? Es que nuestra futura
reina, Bárbara de Braganza tenía fama de ser la princesa más fea de Europa.
Cuando por fin el retrato llegó, este, estaba más retocado, con todo el respeto,
que alguna de esas actrices que no saben envejecer.
Pero
cuando Cupido acierta con sus flechas, no hay barrera que no pueda franquear,
porque, lean, lean “Ha quedado muy mal tratada después de las viruelas y tanto
que afirman haber dicho su padre que sólo sentía hubiese salir del reino cosa
tan fea”, decía de ella el entonces embajador español en Lisboa”.
Casados
ya por poderes, se conocieron en Badajoz en enero de 1729. Aunque parece ser,
que la primera impresión mutua no fue precisamente buena. Sin embargo, ocurrió
lo que parecía imposible y, desde luego, nada frecuente en parejas reales: se
enamoraron perdidamente.
Y es que
no era de extrañar, porque el no ser agraciada, lo suplía con su sensibilidad,
inteligencia y cultura. Amaba la lectura y la música y hablaba con soltura
varios idiomas.
En cuanto
a Fernando, la vida le había hecho tímido, melancólico y nada belicoso, pero
aquellos dos seres tan diferentes, pero a la vez, tan iguales.
En 1746
Fernando sube al trono de España y Bárbara de Braganza será la reina consorte,
ambos aman las bellas artes y la paz entre sus vecinos y con el resto de
Europa.
La reina
Bárbara de Braganza no gozaba últimamente de buena salud. «Padecía
especialmente una tos continua, que la obligaba a veces a suspender las cultas
veladas que se organizaban casi diariamente en palacio».
En la
primavera de 1758 fue trasladada a Aranjuez pensando que allí se restablecería
del asma. Al principio pareció mejorar, pronto volvieron los dolores y la
fatiga. En agosto perdió la voz. Su agonía duró dos días, falleciendo en la
madrugada del 27 de agosto de 1758. Su cadáver fue llevado al Convento de las
Salesas Reales en Madrid, que había sido fundado por ella, y provisionalmente
guardado bajo la cripta.
Convento de las Salesas |
Su
matrimonio duro casi 30 años, aunque no tuvieron hijos
El
fallecimiento de la reina produjo un agravamiento en la salud del rey (los
reyes estaban profundamente unidos). El
mismo día en que murió doña Bárbara, abandonó Aranjuez para instalarse en el
castillo de Villaviciosa de Odón, acompañado por su medio hermano, el infante
don Luis.
El último
despacho del rey con el ministro Wall fue a principios de octubre de 1758, «de
pie y en conversación» … El rey dejó de hablar, y fue reduciendo sus comidas
hasta el punto de que no se alimentaba. Las manías hicieron su aparición y poco
después se encerró en una habitación en la que había sitio escaso para una
cama, donde pasó sus últimos meses
Durante
ese tiempo se mostró agresivo —«tiene unos impulsos muy grandes de morder a
todo el mundo», escribió el infante Luis a su madre Isabel de Farnesio— y para
calmarlo le suministraban opio.
Luego
llegaron los intentos de suicidios.
Pedir veneno a los médicos, o dirigirse a los miembros de la guardia
real para pedirles armas de fuego.
A bailar
y correr en ropa interior intentó, a jugar que estaba muerto, a taparse con una
sábana para fingir que era un fantasma.
Cada día
que pasaba, el rey adelgazaba y palidecía, y a volverse más descuidado en su
aseo personal. Ni siquiera dormía en la cama, lo hacía sobre dos sillas y un
taburete. Mientras esto sucedía en el castillo de Villaviciosa de Odón, por la
"villa y corte" de Madrid circulaban diversos versos, dedicados a él
Sobre la
enfermedad que el rey sufrió durante el último año de su vida, existen varias
hipótesis u opiniones
Por un lado,
existe la idea de que Fernando VI era una persona que arrastra un trastorno
mental grave, probablemente un trastorno bipolar, y que ese último año sufrió
un episodio depresivo por el fallecimiento de la reina.
Otros
enfocan la enfermedad como un trastorno neurológico, en el contexto de una
demencia "orgánica" con un síndrome clínico que responde a un déficit
rápidamente progresivo del lóbulo frontal derecho.
Independientemente
de la causa de la enfermedad, las complicaciones médicas derivadas del
encamamiento, desnutrición y complicaciones infecciosas, probablemente jugaron
un papel esencial a la hora de acortar la vida del monarca.
Fernando
VI murió el 10 de agosto de 1759, decimotercer aniversario de su proclamación
como rey, llevando su amor hasta la tumba.
Y es que,
como Bárbara de Braganza, al no ser madre de rey, no podía ser enterrada en el
Panteón Real de El Escorial, había ordenado construir el convento de las
Salesas Reales, para reposar junto a los restos de su amada esposa, por ello es
uno de los dos únicos monarcas españoles cuyos restos no descansan en El
Escorial.
Los
matrimonios que se celebraban en aquellos tiempos, por política o por convivencia,
no fueron como el suyo, ya que Bárbara de Braganza, tuvo para Fernando VI, un
sincero amor y fidelidad, y él a ella También será recordada como una reina
moderada en sus costumbres, mecenas y amante de las artes
https://es.wikipedia.org/wiki1rbara_de_Braganza
http://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_VI_de_Espa
https://supercurioso.com/fernando-vi-barbara-braganza-amor/
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/7/7e/Santa_B%C3%A1rbara_Parish%2C_Madrid_%28Spain%29.jpg/275px-Santa_B%C3%A1rbara_Parish%2C_Madrid_%28Spain%29.jpg
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